De fogata a incendio
Aquella vez del retorno a Saltillo, por carretera, parecía una constelación.
De súbito, después de una vuelta y con suficiente aproximación, desde la ventanilla delantera, se contemplaba en el cielo un espectáculo sorprendente de luces parecidas a nuevas estrellas. No. No era una nueva y repentina constelación, era un incendio en la sierra. El viento habìa llevado a dispersos sitios más vulnerables el contagio de la fogata inicial.
Ahora fue humareda intensa, de gran estatura, la primera señal de alarma. Los calores y vientos primaverales se alían a cualquier descuido humano. Se ha imaginado un reglamento de extrema severidad que solo permita alimentos no cocinables a quienes visiten la sierra. El uso de termos proporcionaría las bebidas calientes a los excursionistas obligados a cero fuego.
La fogata migratoria parece que lanzó también humaredas mediáticas con motivo de la caravana detenida en Oaxaca temporalmente, después de cruzar la frontera sur y dispuesta a trasponer la del norte. Se amenazó, desde aquel lado, con plantar un muro humano de guardias desarmados, mientras se martillea la terquedad del muro de cemento impagable. Allá quiere Donald fronteras seguras y solo permitir entrada y permanencia documentada. Por eso deporta y no deja entrar sino por la puerta y con tràmites cumplidos.
Los diálogos de cumbre y una legislación humanizadora inteligente, ya hace tiempo que hubiera podido conjugar intereses de trabajadores y exigencias fronterizas. Lo dicho por los obispos de las Diócesis norteñas en su declaración por la dignidad de los migrantes es algo iluminador.
“No puede haber justificación para promover el antagonismo entre pueblos que están llamados a ser amigos y hermanos.
No es conforme a la dignidad humana y a las mejores razones y argumentos concebidos por hombres como Abraham Lincoln o Bartolomé de las Casas, edificar barreras que nos dividan o implementar acciones que nos violenten.
Los migrantes no son criminales sino seres humanos vulnerables que tienen auténtico derecho al desarrollo personal y comunitario...
El Papa Francisco, sin ambages, nos ha dicho a todos: “una persona que sólo piensa en hacer muros, sea donde sea, y no construir puentes, no es cristiano. Esto no es el evangelio”.
Por la dignidad de los migrantes y por la dignidad de todos los habitantes de nuestros países, proponemos consumir nuestras energías en la creación de otro tipo de soluciones. Soluciones que siembren fraternidad y enriquecimiento mutuo en el orden humanitario, cultural y social”.
En el sur, los migrantes entran para salir hacia el norte, entran para ser devueltos. La hoguera de los mojados y los braceros se ha convertido en incendio de grandes fumarolas y creciente voracidad...