Vanguardia

¿Qué es lo importante? (Parte 2)

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Gracias por leerme. Gracias por atender estas letras, señor lector. Algunos textos ya editados aquí en lunas pasadas, han sido acogidos con buena suerte por parte suya y usted y nadie más, me ha pedido abonar nuevas letras al respecto. Fue el caso del díptico “Hablemos del amor”, “La acedia”, “Elogio de la infidelida­d (femenina)” y uno de los últimos aquí publicados, con lo cual encabezo de nuevo este mismo texto en su segunda tirada de naipes. ¿Qué es lo importante? ¿Qué es lo realmente importante, señor lector?

Cada quien tendrá su lista de prioridade­s. Para algunos lectores la preocupaci­ón sin duda es el día a día: el mercado cotidiano, las tortillas, los precios por las nubes, el dinero que no alcanza; para otros, lo esencial es la política, la insana política y la manera tan pedestre que se practica en el Estado y en el País. Para otro grueso estrato de la población la política no importa, importa la educación y formación de los jóvenes, su terrible apatía y condenados a navegar eternament­e en las aguas contaminad­as de Internet y las series de Netflix. Para otros, importa la cultura en cualquiera de sus manifestac­iones, como motivo de salvación en país tan perezoso: la poesía, la narrativa, las exposicion­es, un buen concierto…

Todos tienen razón. Vaya, es el flujo y fluido de la vida misma. Avanzamos: habitamos un país atado a caudillos, como lo es también Latinoamér­ica. Nuestra vida y historia es una eterna y sorda repetición de años, lustros anteriores completos. Historia podrida, pero la cual repetimos. Aquí los hombres fuertes son el clan Moreira, como lo son los Fujimori en Perú (echaron al presidente Pedro Pablo Kuczynski, recienteme­nte), como lo es el clan Kirchner en Argentina, como lo fue (y lo siguen siendo los chavistas) Hugo Chávez en Venezuela, como lo es Evo Morales en Bolivia… ¿Deberíamos entonces, seguir escribiend­o (quejarnos) una y otra vez de lo mismo conforme llegan y se van campañas políticas y elecciones? Sí y no. No hay contradicc­ión de por medio. ¿Qué es lo realmente importante entonces? Pues sí, en mi caso, lograr ese preciado equilibrio en mis notas editoriale­s las cuales deben de abonarle ideas a usted para su vida y toma de decisiones cotidianas.

¿Qué es más importante hoy: recordarle a usted que, al hilo, va en su cuarta campaña a nivel estatal el barbilindo panista Guillermo Anaya, ahora buscando de nuevo una posición en el Senado, cuando apenas ayer dejó colgado el movimiento de dignidad por Coahuila, cuando perdió en la mesa de negociacio­nes la gubernatur­a por segunda ocasión. O es más importante glosarle aquí las letras de ese poeta alto y venoso, el cual murió el año pasado y yo sin enterarme, John Ashbery (1927-2017)?

ESQUINA-BAJAN

¿Qué es lo importante? ¿Revisitar la obra de Sergio González Rodríguez, Jorge López Páez y Antonio Sarabia, muertos el año pasado; o presentarl­e aquí lo ya sobado y conocido hasta el hartazgo: Rubén Moreira va a ser diputado federal vía plurinomin­al (tendrá credencial de inmunidad. Ser candidato de lista, es no gastar saliva ni suela) o contarle aquí que dos perdedores del PAN, Guillermo Anaya (Gubernatur­a) y Esther Quintana (Alcaldía de Saltillo), son fórmula para el Senado? ¿Qué es lo importante: denostar una y otra vez al PRI porque ya hoy tienen aceitada su maquinaria y a sus jefes de casilla listos y/o apoyar a los ingenuos panistas, los cuales y apenas están definiendo a sus candidatos las alcaldías? ¡Puf!

¿Qué es importante, qué es lo importante para usted, señor lector? Presentarl­e aquí mi crónica, hallazgos y descubrimi­entos al ver con ojos redondos y desorbitad­os como platos, la magna exposición de Caravaggio en el Munal de la Ciudad de México (exposición que las miopes autoridade­s de cultura locales, nunca, nunca van a traer para disfrutar. Pregúntele usted a Ana Sofía García Camil si la va a traer) o contarle de cómo va depredando el terreno a conquistar para el 1 de julio, el candidato a Senador, Jericó Abramo Masso, el cual lo sabe: está obligado a ganar para seguir siendo precandida­to a la Gubernatur­a (va a ganar, de hecho).

¿Qué es lo importante hoy? Hablar de la obra de José Luis Cuevas o Eduardo del Río, el famoso y genial “Rius”, ambos muertos y unidos a la eternidad el año pasado; o presentarl­e aquí a usted un somero análisis de los candidatos presidenci­ales, los cuales cada uno en su persona, resume una vida entregada a la insana política nacional sin mucho o nada qué presumir. La intoleranc­ia y mesianismo de Andrés Manuel López Obrador en contra de la grisura de José Antonio Meade o el avance desbocado y sin moral alguna, por parte de Ricardo Anaya. ¿Qué es lo importante? ¿Dónde están los jóvenes, los llamados “millenials”, quienes vegetan frente a una pantalla de “teléfono inteligent­e”, pero son incapaces de cambiar el rumbo del país con su valioso voto (71.3 millones de mexicanos son usuarios de Internet)?

LETRAS MINÚSCULAS

“El alma tiene que permanecer donde está, aunque inquieta, escuchando la lluvia en las vidrieras…” Versos poderosos de John Ashbery. Sí, esto es lo importante. www. vanguardia. com.mx/ diario/opinion

EMILIO LEZAMA

> Un mapa para entender lo que pasa en Siria

ARNOLDO KRAUS

> Tierra > Senado: la guerra que viene

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