El arte del mestizaje
La artista franco-mexicana realizó parte de su residencia en Saltillo, donde desarrolló una pieza artística a partir de la investigación sobre la cultura y tradiciones locales
La artista Fabianne Guilbert Bugoa visitó la ciudad de Saltillo como parte de una residencia itinerante por 10 ciudades de diferentes estados de la República Mexicana, que está realizando en colaboración con la red de Alianzas Francesas en México, en la que durante tres meses y medio en total conocerá y trabajará con la diversidad cultural de la nación.
Egresada en 2017 de la École Nationale Supérieure D’arts Paris-cergy, es hija de padre francés y madre mexicana, vivió hasta los nueve años en Quintana Roo y desde entonces ha hecho su vida en Francia, pero como describió en entrevista para este medio, su madre le inculcó el aprecio por las tradiciones mexicanas
Ahora, este mestizaje que lleva tanto en las venas como en el corazón, le ha inspirado a desarrollar el proyecto de residencia donde utiliza el arte textil y el performance como las disciplinas para explorar la cultura de la ciudad a la que llega.
En el caso de Saltillo, cuya cultura textil es más que icónica, colaboró con la Escuela del Sarape y el Museo del Sarape, además de un grupo de alumnos de último semestre de la licenciatura en Artes Plásticas de la Universidad Autónoma de Coahuila, con los que realizó un performance que fue presentado el pasado sábado 14 de abril en el museo.
“Estamos trabajando alrededor de la vegetación, la diversidad de la La Laguna, del desierto coahuilense y también estamos trabajando alrededor de los ballets folklóricos con la ayuda de Yahaira Gurrola, estamos colaborando igualmente con los estudiantes de artes plásticas y con la artista textil Laila Castillo”, explicó Fabianne.
“Este trabajo consiste en entrar en contacto con personas del medio creativo de cada ciudad o simplemente que quieran compartir sus ideas y quieran hacer un trabajo colaborativo para finalmente yo poderme impregnar de la cultura y a través de una fusión de ideas poder reinventar y reapropiarse ciertos elementos de lo cotidiano”, agregó.
Otro de los objetivos, además de la creación de la obra artística, es la reintegración del sarape al uso cotidiano y que “no sea nada más una pieza de exposición u ornamental, sino que también se integre en la vida cotidiana de la gente. En este caso estamos proponiendo diferentes diseños de moda, diferentes atuendos, que correspondan a la utilización y a la forma del sarape, para que también puedan ser utilitarios”.
Sin embargo, tal proyecto requiere más que sólo una semana de trabajo para llevarse a conclusión, por ello, el performance, es la pieza culminante de sus esfuerzos en la ciudad.
En él, los alumnos Lorena Peña, Víctor Aramis Rodríguez, Alison Flores y Guillermo Cepeda representan a través de movimientos “la transición entre el agua y el desierto y en ese caso sería a millones de antes cuando aún este territorio estaba cubierto por mar y que se fue secando para formar lo que hoy es el desierto, que también mantiene mucha vida y otro tipo de vegetación”.
“Se le propuso a los alumnos de último semestre de la escuela de artes este taller y ha sido una colaboración muy linda, porque a partir de las mismas historias, de los elementos que para ellos son importantes y representativos de Saltillo hemos elaborado esta pieza”, comentó Gulibert.
“Lo que también me está proporcionado este proyecto es conocer las diferentes culturas de México y hacer un estudio antropológico que no sólo sea retomar formas existentes, no inspirarme de manera vaga en los elementos de cada lugar, sino también hacer una investigación de cada zona”, expresó, “me interesa sobre todo el mestizaje, en el caso de Saltillo es más que evidente, pues son originarios de muchas de la república, vienen de la generación de los españoles, de tlaxcaltecas, de franceses incluso”.
Concluido este paso continuará su recorrido por el país. En San Luis Potosí trabajará con la cultura Tenec, que nos confesó está impaciente por conocer y en Mérida su colaboración se realizará con una comunidad de mujeres bordadoras mayas.
Para finalizar regresará a la Ciudad de México, donde se expondrá todo lo realizado los pasados meses. Ella espera poder reunir a los colaboradores de las distintas ciudades donde estuvo y contribuir así aún más a la interacción entre diferentes culturas del país.