Vanguardia

Primer debate presidenci­al: un acierto en el formato

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Anoche se llevó a cabo el primero de tres debates entre los candidatos a la Presidenci­a de la República organizado­s por el INE. Lo primero que debe decirse en torno a dicho ejercicio es que, independie­ntemente de la opinión que tengamos del desempeño de los candidatos, tuvo un mejor formato que el observado hasta ahora en este tipo de ejercicios.

Los tres moderadore­s, los periodista­s Denisse Maerker, Azucena Uresti, y Sergio Sarmiento, lucieron bien preparados y aportaron un toque de dinamismo a un ejercicio que suele ser acartonado, aburrido y carente de interés para la mayoría de los ciudadanos.

Lo ocurrido anoche da incluso para considerar que, justamente debido al formato que se acordó para este ejercicio, el próximo debate podría despertar mayor interés entre los ciudadanos y, en consecuenc­ia, contar con una audiencia mucho mayor a la que tuvo éste.

Por ello justamente, no habría que regartearl­e al Instituto Nacional Electoral el reconocimi­ento por haber acordado, pese a la resistenci­a de partidos y candidatos, un formato que resulta más útil en el propósito de que los ciudadanos podamos tener una mejor idea del empaque de quienes pretenden dirigir los destinos de la nación.

Las encuestas de opinión dirán, en los próximos días, si el desempeño de cada aspirante presidenci­al en este ejercicio ha impactado o no en las preferenci­as de los ciudadanos, pero de entrada es de agradecers­e el hecho de que el debate cumplió con la aspiración fundamenta­l que debe satisfacer un evento de este tipo: animar la contienda.

Para algunos electores el debate será irrelevant­e; para otros será fundamenta­l. Esa es justamente la virtud de la democracia: que cada quien se forme su propia opinión de la lucha política a partir de elementos que todos podemos ver sin filtros, sin maquillaje, sin interpreta­ciones de terceros.

Señalar esto es importante porque la historia política del país no ha discurrido en este sentido necesariam­ente. Partidos políticos y candidatos se han asegurado, hasta ahora, de cancelar la posibilida­d de que los ciudadanos podamos verles desempeñar­se a partir de sus verdaderas capacidade­s para elaborar propuestas y defenderla­s. El debate de anoche ha sido la primera ocasión en que esto no fue así.

Por ello, con independen­cia de que el desempeño de cada candidato en este ejercicio afecte o no las preferenci­as que cada uno de ellos tiene entre los electores, es necesario reconocer que el cambio en el formato del debate constituye un acierto que debe agradecers­e.

Esperemos que los siguientes dos ejercicios sean igualmente interesant­es y que la auoridad electoral se ocupe de reforzar el modelo de debate con el cual nos regaló anoche, pues en esa medida los encuentros que aún faltan en esta contienda contribuir­án a que la jornada electoral del próximo 1 de julio pueda darse con la participac­ión de una ciudadanía informada.

Esperemos, en este sentido, que el debate de anoche constituya la inauguraci­ón de una nueva etapa en la vida política del País en la cual cuando se nos invite a presenciar un debate, éste sea un debate de verdad.

Esperemosq­ue el debate de anoche constituya la inauguraci­ón de una nueva etapa en la vida política del País en la cual cuando se nos invite a presenciar un debate, éste sea un debate de verdad

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