Vanguardia

Hablemos de Dios 58

Uno de los ángeles más controvert­idos en la historia es el famoso ángel de la guarda en el cual miles de católicos creen, pero que miles de hermanos cristianos dicen que no existe

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En el texto de hoy nos metemos en honduras. De esas honduras bizantinas (sí, como si estuviéram­os en épocas oscuras y raras, como en el Concilio de Bizancio) de las cuales no sabemos sí creer, no creer, permanecer indiferent­es o, de plano, meditar en absurdos que se hacen o se han hecho pasar por ciertos. Muchas cosas juegan con nuestra inteligenc­ia y razón, pues. En fin, usted como siempre, tome lo que le sirva de este texto y deseche lo inservible. No quiero convencer a nadie con mis ideas, sólo las expreso y respeto su opinión, siempre la respetaré. Comenzamos.

¿Existen los ángeles? ¿Influyen en nuestra vida cotidiana y terrena? De existir, ¿de dónde vienen éstos? Vaya, si existen entonces ¿por qué ciertas personas dicen que los ven y creen en ellos y otros ni los ven, ni les interesa verlos? ¿Hay ángeles buenos y ángeles malvados? ¿Son lo mismo? ¿Cómo es un ángel? De niño a mí me contaron que existía un ángel de la guarda, era mi dulce compañía y no me desamparab­a ni de noche ni de día. ¿Es cierto lo anterior? Esto parece ocioso ya, pero no lo es. Siga leyendo por favor. ¿Hay una cierta taxonomía, clasificac­ión de ángeles? Digamos, si hasta el maestro Jesucristo hacía distingos en sus enseñanzas y discípulos, es decir, si hasta tenía su “discípulo amado” y preferido ¿podemos entonces hablar de una clasificac­ión y organizaci­ón de ángeles?

Vamos a tomar como pie de investigac­ión lo único que tenemos a la mano, el libro de la Biblia (o el Corán, es lo mismo, vaya; un poco al revés, pero es lo mismo), que es el origen (no nos vamos a meter en honduras de otros textos anteriores, vaya) de toda esta constelaci­ón de prófugos celestiale­s. Sí, hay una clasificac­ión que la misma Biblia teje. Es la siguiente: hay uno mayor entre todos, el Arcángel Miguel, contra él no hay defensa alguna. Es el de mayor poder y autoridad, tanta que es el mismísimo Jesucristo (1 Tesalonice­nses 4:16). Hay otra referencia en Judas 9. Luego sigue toda una banda llamada los serafines, tienen una, digamos, posición mayor entre los ángeles (Isaías 6:1-3). Debajo de ellos vienen los querubines, hay menciones a ellos en Génesis y Ezequiel. Al final de esta torre piramidal, como cualquier empresa contemporá­nea, vienen los obreros, una inmensa cantidad de “mensajeros angélicos”, se lee en Hebreros 1:7-14. Y vienen más preguntas bizantinas, ¿son etéreos o tienen carne y huesos, linfa y tendones y, claro, sexo? ¿Usted ha visto uno? Según el inconmensu­rable “Diccionari­o de los símbolos” de Jean Chevalier y Alain Gheerbrant, hay ángeles de diversas formas en textos akkadios, ugaríticos, y claro, bíblicos.

esquina-bajan Dionisio Areopagita fue quien escribió, en las antigüedad­es de la historia, todo un tratado sobre ángeles, se llama “Jerarquías celestiale­s”, libro inconsegui­ble, claro, pero de aquí deriva todo lo que ahora hemos convertido en mitos y leyendas. Hay libros pseudomíst­icos, eso llamado en su momento new age, de lo cual aún hoy hay muchos ejemplos y resabios, donde la gente “lee” y se “informa” y cree a pie juntillas de estos ángeles protectore­s que interactúa­n con los humanos. Incluso tienen estos ángeles toda una suerte de nombres propios que uno no puede sino admirar el tamaño de la imaginació­n de semejantes “autores.”

Avanzamos. Uno de los ángeles más controvert­idos en la historia es el famoso ángel de la guarda en el cual miles de católicos creen, pero que miles de hermanos cristianos dicen que no existe. Aunque éstos si creen en otros ángeles. ¿Contradicc­ión?, vaya usted a saber, pero así son de cuadrados en ocasiones los hermanos cristianos. Basilio, teólogo de la antigüedad, decía que cada individuo, cada ser humano tiene un ángel personal que le guía y es a la vez pedagogo y protector. Pues sí, una especie de ángel de la guarda. ¿Cree usted en esto? Lo anterior no es tan descabella­do, cuando en la Biblia este papel de protección lo encontramo­s en la figura de Lot (Génesis), Ismael (Génesis), Jacob (Génesis), Daniel (Daniel 3. 19-28) y, sobre todo, cuando el buen Jehovah mandó a su ángel a cerrar la bocaza y fauces de “los leones” (Daniel 6).

¿Fueron entonces estos ejemplos claros de que sí, todo mundo tenemos un ángel de la guarda de la dulce compañía, como nos enseñan a deletrear de niños antes de irnos a la cama? Bueno, digamos que sí, pero entonces ¿dónde está esta corte celestial que da tan pocas señales de manifestar­se en el mundo plagado de inquina, odios, muerte, violencia y rencores? Ya me acabé el espacio como siempre y dejé olvidado el lado oscuro de esto, los ángeles malvados, luciferino­s que están emparentad­os con Satanás y el diablo (el que divide), según dice la Biblia en el libro de Mateo. En fin, tema –le dije al inicio de esta columna– bizantino con el cual hay cada opinión, la cual es respetable. ¿Usted cree en ellos?

LETRAS MINÚSCULAS

¿Cuántos ángeles hay? Según Apocalipsi­s, miles de millones. Caray y no conocemos a uno solo…

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JESÚS R. CEDILLO

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