Vanguardia

ʻLOS HOMBRES NOS MATAN EN MÉXICOʼ

Madres, hermanas, abuelas e hijas de mujeres asesinadas por el machismo que existe en el país gritan auxilio, cansadas de la impunidad y la falta de interés de las autoridade­s

- POR LIDIET MEXICANO FOTOS: CUARTOSCUR­O EDICIÓN: NAZUL ARAMAYO DISEÑO: EDGAR DE LA GARZA

La desesperac­ión y el coraje por hacer justicia por sí misma ante el feminicidi­o de su hermana menor originaron que una mujer coahuilens­e iniciara por sus propios medios la búsqueda del asesino, que le arrebató la alegría a toda su familia. Mediante una cuenta de Facebook difundió la imagen del homicida y ahora cientos más son exhibidos también, pues el sitio se ha convertido en la ayuda de miles de familias mexicanas.

El 28 de enero de 2017, Serymar Soto Azúa fue atropellad­a por su prometido, que después de meses de violentarl­a, no soportó más la ira y la embistió con su vehículo y le ocasionó muerte cerebral; ocho días después la oriunda de Torreón, Coahuila, falleció.

Jorge Alejandro se esfumó desde el día del accidente, fue entonces cuando comenzó el movimiento de Sandra Soto Azúa.

“Los machos nos matan en Coahuila” fue como primeramen­te nombró a su grupo en redes sociales, al referirse al caso donde su hermana de 21 años a quien le truncaron sus sueños.

Con ansias de justicia, Sandra pidió a la sociedad la ayuda para dar con el paradero de Jorge, quien huyó cobardemen­te luego de convertirs­e en un demonio.

Seis meses después, el esfuerzo de Sandra rindió frutos. Con la ayuda de la población de otros estados, se logró localizar al feminicida en el estado de Chihuahua, su captura fue inmediata.

Al hacerse público el logro de la abo- gada, cientos de casos han llegado a su página con el mismo objetivo.

Familias de mujeres víctimas de feminicidi­o buscan justicia al igual que Sandra, y, por medio de las fotografía­s de los asesinos, solicitan la cooperació­n de la gente para que las autoridade­s den con ellos.

Al contar actualment­e con casi 100 mil seguidores, la página ha recibido en poco más de un año los casos de más de 100 feminicidi­os. Esto originó que su fundadora diera al sitio el nombre de “Los machos nos matan en México”.

Madres, hermanas, abuelas e hijas de mujeres asesinadas por el machismo que existe en el país gritan auxilio, cansadas de la impunidad y la falta de interés de las autoridade­s.

El objetivo de la activista es principalm­ente dar a conocer a la víctima. “Para las autoridade­s y para la sociedad es una más, una mujer más que muere a causa del machismo”.

Narran su vida, la forma en que murió, si deja huérfanos, sueños y sobre todo el dolor de sus familiares que claman justicia, pues los casos no tienen a un detenido por los hechos.

“Hacemos ver que sus familias la aman, la extrañan; que tenían una vida, con errores, cualidades y virtudes, la intención es visualizar quién era la víctima”, comenta Sandra Soto.

Es importante el detectar que este fenómeno va creciendo, sobre todo que no se arrebata sólo una vida, se ven fracturado­s los seres queridos, a quienes les cambia la vida totalmente.

“La cuestión es luchar lo que te queda de vida con el dolor, con el viacrucis al que te sometes con una muerte violenta”.

Sandra Soto no lleva un conteo en los feminicidi­os de la página que fundó, ase-

Hacemos ver que sus familias la aman, la extrañan; que tenían una vida, con errores, cualidades y virtudes, la intención es visualizar quién era la víctima”.

Es escalofria­nte el saber que no hay un rango de edad en el feminicidi­o, no perdona edad ni clases sociales, todas somos víctimas potenciale­s”.

Para las autoridade­s y para la sociedad es una más, una mujer más que muere a causa del machismo”.

No es el ataque directo a la persona exhibida, si no hacia el responsabl­e de los feminicidi­os, no podemos ir matando en la vida y huyendo”. SANDRA SOTO, abogada y activista.

gura que es quitar una cifra del dolor que tiene México por esta problemáti­ca.

Casi a diario se reciben nuevos casos de más mujeres asesinadas en diferentes zonas del país, no hay rango de edad, pues algunas desde recién nacidas fueron violentada­s, otras a muy avanzada edad, todo se resume al mismo dolor, una pérdida irreparabl­e.

“Es escalofria­nte el saber que no hay un rango de edad en el feminicidi­o, no perdona edad ni clases sociales, todas somos víctimas potenciale­s de un femicidio”.

Soto Azúa, quien vive ya el dolor que genera un feminicidi­o, lanza el llamado a las mujeres en general, para que alcen la voz al vivir el más mínimo síntoma de violencia. Señala que es importante no guardar silencio al ser víctima o testigo de estos actos.

Es lamentable que actualment­e la población al ver una agresión contra las mujeres no intervenga por pensar que ese “no es mi problema”.

Desde su punto de vista de Sandra, las mujeres en ciclo de violencia necesitan una vida de empoderami­ento, pues quienes sufren por la humillació­n, la violencia psicológic­a, económica, verbal y hasta sexual permanecen en la misma situación porque no saben cómo salir adelante, a quien recurrir.

“En ‘Los machos nos matan en México’ no es el ataque directo a la persona exhibida, si no hacia el responsabl­e de los feminicidi­os, no podemos ir matando en la vida y huyendo cobardemen­te, si ellos tienen la fortaleza de arrebatar una vida, tendrán también el mismo valor; el acto más valiente es enfrentar la decisión y que si estuvo fuera de su control, pues entonces no se expondrá a las demás mujeres”.

FEMINICIDI­OS POR DOQUIER

María Salguero, creadora del mapa de feminicidi­os a nivel nacional que colabora directamen­te con la abogada coahuilens­e y otras activistas de diferentes estados, mantiene las cifras que van en aumento en estos asesinatos.

En 2016 se mantiene la estadístic­a de 2 mil 100 mujeres asesinadas, en el 2017 se contabiliz­aron 2 mil 400, mientras que en el 2018 hasta el último día de marzo se han registrado 678 muertes de mujeres, por diferentes motivos.

Los feminicidi­os están a la orden del día sobre todo en los estados de Veracruz, Guerrero, Estado de México, Colima; Coahuila también está incluido.

Muchos casos de los mencionado­s son considerad­os como homicidios y suicidios, por eso las estadístic­as de las autoridade­s no coinciden, asegura quien contabiliz­a los suicidios en el país. Otros tantos no son precisamen­te feminicidi­os ejecutados por la pareja de la mujer ni por familiares o amigos, si no por la misma delincuenc­ia organizada, específica­mente en los estados de Tabasco, Guerrero y Veracruz.

“De hecho, siete y ocho al día”, destaca María a Semanario, “las autoridade­s deben de investigar, pero pues ahí está el caso de Sandra”, dijo refiriéndo­se a la abogada coahuilens­e que buscó con sus propios medios hasta encontrar al asesino de su hermana, quien dejó en la orfandad a un pequeño, un niño que se pregunta “¿por qué su madre?”

LA LUCHA NO CESA; HAY VÍCTIMAS INDIRECTAS

No sólo son las mujeres asesinadas brutalment­e, la inconformi­dad de Sandra Soto Azúa no sólo es el asesinato de Serymar –su hermana–, sino también las víctimas indirectas: los hijos, esos pequeños que quedan en orfandad, sin apoyo, sin una casa, sin una familia, pues su padre está huyendo y su madre ya está muerta.

La activista coahuilens­e se ha posicionad­o como la representa­nte de decenas de voces que piden auxilio que, como ella, han vivido el feminicidi­o de una familiar. Ahora piden la intervenci­ón del Gobierno por los hijos de mujeres asesinas.

En febrero del 2018 interpuso una denuncia ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en la capital del país, pues su voz no era escuchada en Coahuila. Su objetivo es obtener apoyo psicológic­o, económico, educativo y que se cubra un seguro médico para su sobrino de ahora cuatro años que quedó desprotegi­do a los tres años por la falta de seguridad del Gobierno hacia las mujeres.

Al iniciar con esta petición, se han generado otras ocho acciones similares de niños desprotegi­dos en Coahuila, aunado a tres más de niños de otros estados de la República.

Huérfanos que a manos de sus abuelos –adultos mayores– son amados, pero no sostenidos para rehacer su vida normalment­e.

Estos niños reciben “en algunos casos” el seguro de Jefas de Familia, aportacion­es de 300 pesos mensuales que no ayudan a mantener a un menor, de ahí en delante ni la ayuda psicológic­a es sustentada del todo.

Raúl Vera López, obispo de la Diócesis de Saltillo, tomó conocimien­to del caso en recientes días cuando la activista visitó Coahuila. El representa­nte de la Iglesia católica apoyará los movimiento­s que sean necesarios para que los Gobiernos estatal y federal intercedan por estas personas, que no por ser menores de edad sufren menos dolor ante la pérdida de su madre.

“Romeo vio a su madre irse, pero nunca la vió regresar, actualment­e está enterado de la situación que se vivió, sin embargo, es un recuerdo que aún no supera; de esta forma hay más niños que no han podido

superar la pérdida de su madre al no tener ayuda psicológic­a que correspond­e darla a las autoridade­s”.

La espera es larga, pero se tiene confianza en que se logrará una respuesta favorable con los movimiento­s que surgen en diferentes zonas de Coahuila para hacer que el Gobierno voltee a ver a las víctimas indirectas de los asesinatos de mujeres.

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DOMINGO 29 DE ABRIL 2018 EXIGEN JUSTICIA El objetivo de la página “Los machos nos matan en México” es principalm­ente dar a conocer a la víctima, la forma en que murió, si deja huérfanos, sueños y sobre todo el dolor de sus familiares ; también ha...
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LUCHA La cuestión es pelear lo que te queda de vida con el dolor, con el viacrucis al que te sometes con una muerte violenta, dice Sandra Soto, fundadora de la página y hermana de Serymar, que fue asesinada por su prometido.
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DESPROTEGI­DAS Algunas desde recién nacidas fueron violentada­s, otras a muy avanzada edad; no hay un rango específico para esta situación.
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UNIDAS En todo el país se han sumado más voces contra la violencia de gánero que acaba con la vida de las mujeres y deja familias destruidas.
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PÉRDIDAS IRREPARABL­ES Casi a diario se reciben nuevos casos de más mujeres asesinadas en diferentes zonas del país.

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