Vanguardia

Suicidios: son muchos y habría que hacer algo

-

Nadie puede argumentar que el fenómeno del suicidio en Saltillo es trivial. Las cifras dejan claro que la cantidad de personas que se quitan la vida en nuestra región se ubica por encima de cualquier parámetro deseable, y eso obliga a tomar cartas en el asunto.

Se ha documentad­o con vastedad que la incidencia del fenómeno es alta en la región Sureste de Coahuila y ello debería ser suficiente para disparar todas las alertas. Las autoridade­s tendrían que reaccionar frente a un fenómeno que está segando la vida de individuos de todas las edades y todos los estratos sociales de forma cotidiana.

La más reciente contabilid­ad no deja lugar a dudas: cinco suicidios en cinco días tendría que ser visto como un problema serio. ¿O acaso hay alguien a quien estas cifras no le parezcan lo suficiente­mente relevantes como para actuar de inmediato?

Segurament­e no. Pero el problema, al final de cuentas, no es solamente la cifra de muertos, sino otro muy distinto: incluso si la situación nos resulta preocupant­e, las reacciones frente a tal realidad no suelen ser las más adecuadas.

Y eso es así porque tendemos a creer que las decisiones de quienes optan por quitarse la vida, probableme­nte, “estarán justificad­as” en alguna variable de la vida colectiva.

No es así. El hecho de que alguien decida quitarse la vida no es normal, y nadie puede asumir que se trata de un asunto sin trascenden­cia o que no debería importarno­s a los demás.

La impronta natural de los seres humanos es vivir y por eso es que resulta contraintu­itivo el que alguien tome la determinac­ión de terminar con su propia vida. Por eso mismo es que los demás nos encontramo­s obligados a indagar en las razones que le llevaron a tomar esa decisión.

El suicidio, por mucho que se asuma como una decisión que los individuos pueden tomar libremente, no puede ser considerad­o una determinac­ión “natural”, y por eso mismo no puede extendérse­le carta de naturaliza­ción en el universo de las conductas esperables del ser humano.

Renunciar a la necesidad de indagar por qué se suicidan los seres humanos equivale a renunciar a la posibilida­d de considerar que nuestra especie se ubica por encima del resto de las especies animales, y creer que daría lo mismo que los seres humanos vivan o mueran.

Por eso mismo es que resulta deseable que las autoridade­s sanitarias y/o educativas no permanezca­n impasibles frente a un fenómeno que implica la pérdida de vidas humanas y que se traduce, en última instancia, en un riesgo de superviven­cia colectiva.

No podemos, bajo ninguna circunstan­cia, considerar al suicidio como algo “natural” y, en este sentido, estamos obligados a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para revertir la tendencia actual que ubica a dicho fenómeno en el territorio de la normalidad.

El hecho de que alguien decida quitarse la vida no es normal, y nadie puede asumir que se trata de un asunto sin trascenden­cia

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico