Insisto: necesitamos renovarnos
Me resulta inevitable tocar una y otra vez el tema, estimado lector. Somos habitantes de un mundo que padece un estremecedor déficit ético. El vacío es tan grave que nos está resultando muy difícil como sociedad, confiar entre nosotros. Lo invito también a ver a su alrededor y se va ir encontrando con que la vida diaria va colmándose de hostilidad, de intolerancia, de falta de respeto, de consideración con los demás, y recibimos lo mismo.
Me parece que el desafío más importante que tenemos por delante es empezar a construir un México en paz. Hemos permitido que se nos olvide, como miembros de una comunidad de 125 millones de almas, que es un deber de todos mantener la armonía entre nosotros, sobre todo quienes nos gobiernan. Hemos reducido los aspectos morales a acciones humanitarias, que si bien es cierto que ayudan, no son la solución a los severos problemas de violencia, de inequidad y de injusticia que hoy nos aquejan. Bueno, ni siquiera hemos defendido nuestros derechos fundamentales, y eso ya es el acabose. Nomás pondere usted el tamaño del daño que nos hemos infligido al no exigirle a quienes nos gobiernan que pongan los intereses de sus gobernados por encima de los suyos. Estamos inmersos en una barbarie de proporciones escalofriantes. Vivir en paz no tiene porque convertirse en algo inalcanzable.
Estamos viviendo un período eleccionario en el que tendremos que tomar decisiones que tienen que ver con nuestro presente, pero sobre todo con nuestro futuro. Necesitamos un Presidente con profunda vocación por el servicio, pero también legisladores casados con lo mismo, porque van a tener que trabajar de manera coordinada, no subordinada de los segundos al primero. Requerimos de personas empeñadas en satisfacer las causas de una sociedad que está harta de los políticos, que tiene la peor opinión de todos, pero con hechos tangibles que conlleven a la recuperación de la confianza.
Los mexicanos quieren saber cómo transitaremos a un país con orden y seguridad, creciendo a tasas del 5% —¿ambicioso?—, produciendo y exportando más se podrá avanzar hacia allá —tan pronto quede definido el clausulado del TLCAN—, facturando y vendiendo mejor, atrayendo inversión que genere empleos con sueldos dignos, con una reforma fiscal que les devuelva a los micro, pequeños y medianos empresarios el régimen que les arrebató la insensibilidad y la soberbia de los genios de la SHCP comandados, en aquel entonces, por Luis Videgaray; y otra, que se amplíe la base de contribuyentes, que jamás se ha generado. También los mexicanos quieren escuchar cómo se va a acotar al Poder Ejecutivo para ir haciendo polvo el despreciable presidencialismo, foco de corrupción y de impunidad; obvio ¿“cómo” va a combatirse la corrupción para detener la metástasis que está consumiendo a México? Y ¿“cómo” van mejorar de manera sustantiva la educación y la salud, dos derechos fundamentales que están pésimamente atendidos en nuestro país con las nefastas consecuencias? Y por supuesto qué proponen como innovación en ciencia y tecnología, en investigación, en protección del medio ambiente, entre otros tópicos. Ya va siendo hora de dejar de aventarse dardos entre los presidenciables y darle a los mexicanos información clara y confiable, porque hoy día la desinformación se está volviendo mayúscula y no ayuda en nada a la toma de decisión del próximo domingo 1 de julio. Hay un alto porcentaje de indecisos y no contribuye la guerra sucia a que se definan. Y también un grupo importante de inconformes que no simpatizan con ningún candidato. Urge asimismo volver la vista hacia quienes aspiramos a un escaño en las cámaras de diputados y de senadores porque constituye el contrapeso del Poder Ejecutivo y es urgente que se refleje en el ejercicio del poder público. Yo soy una convencida de que el Estado debe intervenir para garantizar mayor igualdad social, también estimo que es posible acceder a una política de crecimiento sostenible. Creo en el fortalecimiento de las instituciones y en el de las libertades democráticas. Y hacia allá debe emigrar nuestro País. Ya basta de casi un siglo de autoritarismo, de control y de cero empoderamiento de los mexicanos.
Por favor, infórmese, no vaya a votar sin el análisis previo. Usted es el que tiene que elegir entre dos visiones: la del pasado reciclado o la del futuro que se atreve a la transformación ya insoslayable. www. vanguardia. com.mx/ diario/opinion
IRENE TELLO ARISTA
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