Ambiente educativo
No hay ventanas. Todo el muro es una inmensa ventana.
Es zona de bosque y jardín con un pequeño lago. Van llegando los estudiantes en bicicletas de dos y cuatro ruedas. Estas con cubierta exterior que semeja un miniautomóvil. Se encuentran y saludan y platican. Ninguno lleva mochila. Es un grupo abigarrado y múltiple de chicos y chicas. Su indumentaria es sencilla, cómoda e informal y de variados estilos. Su tez blanca o trigueña o negra.
Hay en el césped tres pequeños postes. Uno, azul, otro rojo y otro amarillo. Se van sentando a su alrededor haciendo tres grupos. Cada grupo entona sucesivamente un breve canto de su fe. Los católicos frente al poste azul, los judíos frente al poste rojo y los mahometanos frente al amarillo. Se ponen de pie y se encaminan,con paso veloz, hacia la gran aula de muro transparente.
Cada uno tiene su sitio con todos los utensilios acomodados en perfecto orden. Todo lo que usan vuelve inmediatamente a su lugar. El mobiliario puede tener diferentes acomodos. Ahora es un graderío hemicircular rodeando la gran pantalla de piso, con proyector en el techo. Una pareja de maestros animadores va explicando las imágenes y textos para un proyecto común sin competencia sino sólo de mutua colaboración.
Hay investigación afuera en el bosque y hay cubículos para encuentro grupal con objetivos específicos. Se reparten liderazgos designados y voluntarios y se indica la hora de convergencia para integrar resultados. Todos, aunque de diversas nacionalidades aprendieron, en curso inicial, el idioma común del aprendizaje.
La reunión de convergencia, coordinada por los maestros animadores, va recogiendo las aportaciones que se van ensamblando como si fueran paredes que se edifican. Son los maestros animadores los que ponen el techo de las complementaciones y las rectificaciones. Se cultiva un ambiente amigable y alegre, entusiasta y de atenciòn concentrada.
Hay breve pausa de relajación. Una pequeña refección exquisita y nutritiva. Nunca hay tareas para el tiempo en familia de sus hogares. Los maestros están adiestrados para una constante presencia y comunicaciòn siempre educativa.
En el Día del Maestro, se ha descrito, en esta columna, la escena imaginaria de un centro experimental e internacional de educaciòn integral. Se cuidan el contacto con la Creaciòn, el respeto a la fe y la cultura de cada estudiante, la unidad en la pluralidad y diversidad, la actualidad tecnológica, la colaboración en un proyecto comùn sin competencias, las pausas y la nutrición y el respeto a los tiempos de vida familiar... Este día se puede regalar, a quienes transmiten y promueven, una manzana de Arteaga, claro, y...también -¿por qué no?-un sueño barnizado de porvenir... ¡já!