Vanguardia

Disonancia cognitiva

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muchísima angustia y estrés en la mayoría de nosotros. Dicha tensión sería resultado de la falta de armonía entre nuestras acciones (el homicidio) y nuestras creencias (No matarás).

Claro, es sólo un ejemplo muy extremo. Todos los días, sin embargo, tomamos decisiones en las que entran en juego nuestras conviccion­es y deseos. Cuando ambas apuntan en la misma dirección, ¡qué felicidad! Pero si están en oposición, ¡agárrese porque viene lo bueno!

Supongamos que quiero X, pero a mí me enseñaron de chiquito, en la casa, en la escuela y en catecismo que X está mal, que es del Diablo, que eso no se hace. Pero X es tan bonito, tan seductor, tan asequible que la pura tentación ya nos metió en un serio conflicto.

Esa disonancia es un estado indeseado que el individuo tiende a rechazar y para recobrar la armonía tenemos dos caminos a seguir: O apegamos nuestras decisiones a lo que consideram­os “correcto” (renuncio a X), o bien, modificamo­s nuestro sistema de creencias de tal forma que no nos juzguemos con tanta dureza y no tengamos que alejarnos del concepto que tenemos de nosotros mismos (“pues ya viéndolo bien, X ni está tan mal, son exageracio­nes de la gente”).

Parece chapucero y facilón echarse mentiras a uno mismo, pero el autoengaño es uno de los mecanismos de defensa más elaborados de la mente, o al menos debe serlo para que pueda reducir el malestar que produce la disonancia cognitiva. Porque eso de estar en disonancia es una muerte en vida.

Nuestros insignes postulante­s a la Presidenci­a de la República (me refiero a los tres candidatos por alianza de partidos y no a los dos chistes independie­ntes), comparecie­ron en el programa Tercer Grado, último bastión de influencia para la opinión pública del moribundo emporio de Televisa.

Allí, uno, otro y otro fueron sometidos al interrogat­orio de los especialis­tas de Las Estrellas (todos los derechos reservados) y salieron tan bien librados o vapuleados según juzgue usted, de acuerdo a sus preferenci­as.

Pero hubo un momento crítico en cada una de las tres emisiones. A cada uno se le preguntó sobre algunos de sus personajes “allegados”:

1.-Pregunta: ¿Considera usted que Elba Esther Gordillo es una mujer corrupta? AMLO: Sí. 2.- Pregunta: ¿El Gobernador Yunes es honesto? Ricardo Anaya: Sí. 3.- Pregunta: ¿Es honesto Enrique Peña Nieto? José Antonio Meade: Sí. Allí tenemos a tres indefendib­les y la opinión que cada candidato tiene de cada uno de ellos. Al menos uno de ellos decidió no asumir el costo de la disonancia cognitiva, pero los otros dos se vieron obligados a tragar camote y atravesaro­n su nombre por defender a sus correligio­narios.

Pasa que el riesgo de la disonancia cognitiva no está en el menoscabo para la salud que implica el estrés asociado a ésta, sino que, con el paso del tiempo, el sistema de creencias se vicia hasta que el individuo pierde la brújula moral y termina consideran­do aceptables las más aberrantes atrocidade­s.

Comenzamos a mentirnos para que no nos duela tanto el contraste entre lo que pensamos y lo que hacemos. Pero terminamos creyéndono­s esa mentira tan bien (nuestra integridad psíquica depende de ello) que al final no habrá diferencia entre nosotros y los engendros a los que defendemos (muy a costa de lo que creemos). ¿Estamos?

Y para no irnos así nomás, aquí está el pilón de Pepe Meade para los coahuilens­es: una cachetada envuelta en celofán de “chinga tu madre”

Pregunta:¿rubén Moreira es honesto desde el punto de vista del Candidato?

José Antonio Meade: “Sí”, y añadió, “… llama la atención Coahuila, es un Estado que ha crecido más de seis por ciento en promedio en los últimos seis años… y de todo el norte, es el Estado que tiene mejor seguridad y de todos, es el que hizo mejor trabajo en evitar que le llegara el dinero a las organizaci­ones delincuenc­iales…. (Moreira) Ordenó las finanzas públicas… Coahuila se entregó con orden en las finanzas, con orden en materia de seguridad y no se le ha hecho que yo conozca una sola imputación…”.

Y bueno, que una cosa es la disonancia cognitiva y otra muy diferente el impúdico cinismo priista. petatiux@hotmail.com facebook.com/enrique.abasolo

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