Vanguardia

AGUAS CON ESTE HOMBRE: NO DA RISA

LA CINTA PROTAGONIZ­ADA POR EUGENIO DERBEZ ES UN PRODUCTO CARENTE DE INGENIO Y SIN INTERÉS ALGUNO POR SER COMPETENTE O DIVERTIDO

- CARLOS DÍAZ REYES

Para nuestro crítico, la falta de ingenio es la constante en la última comedia de Derbez.

No entiendo por qué se tendría que hacer un remake de una película de 1987 que poca gente recuerda. ¿Por qué retomar una trama cansadísim­a que sigue al pie de la letra todo lo que imaginamos? ¿Y por qué no hacer algo más o menos bien, si ya se iban a gastar tanto dinero en esta producción y Eugenio Derbez ya hasta tiene su público cautivo? La inmensa popularida­d del comediante mexicano, que lleva varios años abriéndose paso en el mercado estadounid­ense, debería ser suficiente respuesta. Con un elenco bilingüe, es claro que la audiencia latina y mexicana es un importante punto que quieren conquistar. Pero no basta con meter un montón de actores mexicanos para lograrlo, lo mínimo que se le pide a esta cinta larguísima es que nos haga reír, poquito, aunque sea una risita nada más. ¿No? ¿Nada? Bueno.

Inspirada en la película de 1987, protagoniz­ada por el matrimonio Goldie Hawn y Kurt Russell, “Hombre Al Agua” (“Overboard”) cuenta sobre Leonardo (Derbez), hijo del tercer hombre más rico del mundo, quien tiene un accidente en el que pierde la memoria. Con la intención de vengarse de su altanería, aprovechar­se de la situación y mejorar sus propios problemas económicos, Kate (Anna Farris), madre soltera de tres hijas, le hará creer a Leonardo que son esposos y él debe proveer para su familia y hacer todas las labores domésticas, mientras ella estudia para ser enfermera. Arrogante y mujeriego, el hombre deberá dejar atrás su vida de excesos para ser un padre trabajador. Qué gracioso, ¿no? Seguro esto se presta para muchos chistes y nadie imagina que esta pareja carente de química se va a enamorar al final.

No le estoy arruinando la película a nadie, ya nos sabemos esta historia: dos tipos que se odian, pasan por ciertas situacione­s que al final los hacen revalorar su vida y de paso encontrar el amor. Porque claro, tiene sentido que la mujer que te secuestra y te convierte en su esclavo sea el amor de tu vida, una opción preferible a un yate gigantesco y supermodel­os para irse de fiesta a diario. Una trama cómoda, predecible y simple de la que no podemos exigir nada más. Lo que sí podemos exigir es que esta cinta sea al menos una aventura divertida, que tenga buenos chistes, que nos saque carcajadas tan sonoras que nos hagan olvidar el esperado final que ya todos conocemos. Así pues, el mayor pecado de “Hombre Al Agua” es que parece no querer esforzarse en lo más mínimo por sacar la comedia dentro de su conflicto.

Uno de los mayores argumentos (que parecen más pretextos para justificar lo injustific­able) que se dan en defensa de este tipo de comedias es: sólo se trata de divertirse, no tiene por qué ser inteligent­e ni tomarse tan en serio. En parte estoy de acuerdo. Me importa poco que esta cinta sea inteligent­e, mucho menos que intente ser un drama conmovedor (como también trata). Lo que de verdad debería importar es hacer que la historia sea sencillame­nte competente, que tenga coherencia en el nivel más básico de su conflicto y hasta las decisiones de sus personajes. No se requiere de un guion brillante, nada más que simples reglas básicas para contar una historia. “Hombre Al Agua” no da risa, es aburrida y forzada y la única razón es porque falla en este aspecto primordial.

Claro que es poco probable que un hombre pierda la memoria por caer al mar, claro que todo esto es un gran chiste, lo que queremos nada más es que el chiste sea gracioso. Si ya vamos a contar una situación chusca o absurda, al menos queremos que el espectador se crea lo que ocurre. Para empezar: ¿cómo es que funciona el plan de Kate? Meter a un señor desconocid­o a su casa y ponerlo a trabajar, cuando no sólo no recuerda nada, sino que tampoco ha trabajado, cocinado o hecho nada en su vida. ¿Cómo es que su amigo decide contratarl­o como albañil? ¿Qué beneficio saca de tener un tipo que no puede ni cargar un saco de cemento, además de burlarse de él todo el tiempo? ¿Por qué la única persona que sospecha de la situación nunca logra resolver el caso, con todas las herramient­as al alcance y tratándose del hijo del tercer hombre más rico del mundo?

El asunto es simple: las situacione­s que acontecen no pretenden hacer avanzar la historia, ni EL DATO Director: Rob Greenberg. Elenco: Eugenio Derbez, Anna Farris, Eva Longoria, John Hannah, Swoosie Kurtz, Mariana Treviño, Cecilia Suárez, Fernando Luján, Omar Chaparro, Jesús Ochoa. Género: Comedia. Clasificac­ión: B Duración: 113 minutos.

tener sentido dentro de este conflicto por muy básico que sea. No sirven más que para intentar dar risa, pero por eso mismo crean la ilusión de un mundo donde nada importa, nada tiene sentido, todo es válido. Si Derbez se va con los albañiles es nada más para que se tropiece y caiga un par de veces. De paso también regresar a los ya clásicos estereotip­os latinos en Estados Unidos: los morenos son albañiles, escuchan música banda, ven telenovela­s y falsifican documentos. Bravo, película, justo el progreso que necesitamo­s en tiempos de Donald Trump. Y no sólo no da risa, sino que mucho menos llega a ser conmovedor­a como pretende al final. Por todo lo antes mencionado, su giro dramático-romántico parece que sale de la nada, además de que Farris y Derbez son la pareja con menos química que se haya visto en tiempos recientes.

Por otro lado, la historia se alterna también con la familia de Leonardo en México, con actuacione­s de Cecilia Suárez y Mariana Treviño como sus hermanas y Fernando Luján como el papá moribundo. A ellos hay que destacarlo­s, pues aunque están dentro de una película que no funciona para nada, sus actuacione­s son tan comprometi­das que dejan ver los indicios de lo que pudo ser una mejor comedia, si la historia hubiera sido con ellos, en otro ámbito. Otro punto a favor: se agradece que haya casi una ausencia total de chistes de pedos, genitales y otro tipo de vulgaridad­es adolescent­es como ocurrió en “How To Be a Latin Lover” (2017), el pasado esfuerzo de Derbez en este ámbito.

De todas formas, dos largas horas sin risas, son dos largas horas sin risas. Esta película es tan plana y predecible, que se convierte en una descomunal pérdida de tiempo y dinero. Y eso que no he platicado de la sub-trama de la mamá de Kate que quiere ser cantante o de unos trabajador­es del yate que aparecen de vez en cuando. No está mal que estas cintas sean comedias tontas, que no se quieran tomar en serio, ya sabemos que tendrán un buen desempeño en la taquilla, pero un poquito de cuidado y atención no le hace daño a nadie, al contrario.

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