Segundo debate: ¿impactará en las encuestas?
Uno de los aspectos más destacables del segundo debate entre candidatos a la Presidencia de la República -realizado ayer en la ciudad de Tijuana- es que, al menos con las cifras preliminares que nos ofrecieron las redes sociales, éste logró una audiencia muy importante. Tal hecho, probablemente, se debe a que la discusión post debate, generada por el ejercicio del pasado 22 de abril, hizo pensar a un buen número de personas que “se perdieron de algo” y en esta ocasión decidieron enterarse de primera mano de los acontecimientos.
Habrá que esperar, desde luego, a conocer los números que nos ofrezcan las empresas especializadas en la medición de las audiencias para tener claro si, a diferencia de otras contiendas electorales, la de 2018 ha logrado capturar la atención del público al grado de alcanzar registros récord de audiencias en los debates entre candidatos presidenciales.
Más importante que eso, sin embargo, será conocer los resultados de los estudios de opinión que se realicen a partir de las próximas horas. Y lo importante de dichos estudios será ver si lo ocurrido en las instalaciones de la Universidad Autónoma de Baja California le ha servido a los electores para definir su voto.
Resultaría sumamente ilustrador, por ejemplo, saber si se realizó una encuesta entre quienes asistieron como público a las instalaciones del debate de anoche pues, según se afirmó al inicio de la transmisión, los 42 ciudadanos seleccionados para asistir y hacer preguntas directas a los candidatos no habían decidido aún el sentido de su voto.
Sería importante saber si el ejercicio les sirvió a estos 42 ciudadanos para tomar una decisión o se mantienen en la incertidumbre porque lo que vieron y escucharon, desde una posición privilegiada, les resultó insuficiente para adoptar una candidatura concreta.
Y sería interesante porque el segmento de los indecisos, según demuestran todas las encuestas, es un segmento importante del electorado mexicano y muy probablemente sea dicho segmento, como suele ocurrir en las democracias consolidadas, el que termine definiendo la jornada electoral del próximo 1 de julio.
Si no es así, habría que preguntarse cuál es la real utilidad que para los electores mexicanos tienen los debates, pues el argumento que ha persistido detrás de la insistencia para que dichos ejercicios se institucionalicen es que son indispensables para que los electores podamos emitir un voto realmente informado.
Y es que ahora, a diferencia del pasado reciente, no podemos quejarnos de que son ejercicios “aburridos”, pues la modificación de los formatos ha sido más que notoria y ayer, en particular, los moderadores del debate actuaron como auténticos árbitros que hicieron valer su autoridad en la cancha.
No tiene que ser una regla, desde luego, que la realización de los debates mueva los números de las preferencias, pero es uno de los aspectos en los cuales resultará interesante constatar si dichos ejercicios están teniendo un impacto concreto.
Sería importante saber si el ejercicio les sirvió a los ciudadanos para tomar una decisión o se mantienen en la incertidumbre por emitir su voto