Diario de un nihilista
Arte poética El castellano que hablas entre dientes, sofrenando su fuerza y su sonido, convirtiendo sentidos en metáforas por borrar realidades que abominas; pues el idioma es de quien lo trabaja, despliegas como viejos cachivaches las palabras que son un cosmorama que habrás de reparar a martillazos. El silencio es la lengua originaria: nunca fuera tan personal y propio el idioma lavado en esas aguas. El mendigo se torna millonario, gasta como un avaro su tesoro: qué poco dices al decir el mundo.
Arte poética El silencio está lleno de secretos, establece, maestro del sentido, su jerarquía y sus combinaciones, guarda todas las formas de la métrica. Es el país de la memoria: urde Las posibilidades y accidentes inclusive de lo que nunca ha sido; tales combinaciones son la vida. Es mántico el silencio, sus enigmas metáforas que no se han descifrado, ritmos que laten entre oído y dedo. Adivinar es crear: en el despliegue de las palabras se incorpora el tiempo, que brota de las fuentes del sentido.
Ahora Un aceite, un fulgor hubo en las cosas que tan deseables las volviera otrora, que me invitaba al ocio y la demora; la luz caduca en el jardín de rosas, hoy cascote y cascajo entre las losas, a donde encalla la averiada prora; vértigo de las cosas, en su hora postrera son opacas y porosas. Tántalo se ha curado del hechizo, el irisado arco del deseo se queda sin sujeto y sin objeto. Son de su propia vanidad aviso, alcanzan en la muerte su apogeo, ahora que el tiempo se ha quedado quieto.