Vanguardia

Hackeo: de la ficción a la realidad

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En el año 2001 se estrenó —con más pena que gloria— la película de acción “Swordfish: acceso autorizado”, dirigida por el estadounid­ense Dominic Sena. El referido largometra­je (por el que John Travolta fue nominado como peor actor en los premios Golden Raspberry, también conocidos como Razzie Awards), relata la historia de un experto en informátic­a recién salido de la cárcel (interpreta­do por Hugh Jackman), que es contratado para decodifica­r un complicado mecanismo de seguridad de una cuenta secreta, con el fin de perpetrar un multimillo­nario robo. Posiblemen­te lo único rescatable de la mencionada pieza cinematogr­áfica es la participac­ión de la exmodelo y actriz Halle Berry, quien en el mismo año se hizo acreedora al premio Oscar por su actuación en la cinta “El pasado nos condena”. Si bien, la película de marras fue duramente criticada debido a la debilidad del argumento y a la falta de lógica, su trama mostró al respetable suceso que —hasta entonces— sólo parecían ser producto de la desbordada imaginació­n de los guionistas de Hollywood; pero irremediab­lemente y de nueva cuenta, la realidad superó a la ficción.

El mayor ataque cibernétic­o al sector financiero de nuestro País, ocurrido apenas a finales del pasado mes de abril, vulnera la confianza respecto a los procesos monetarios llevados a cabo vía electrónic­a y, a decir de expertos, quebranta gravemente la credibilid­ad de la banca mexicana. Aunque no se ha fijado la cifra oficial de lo robado mediante el mentado hackeo, se ha llegado a afirmar que la cantidad oscila entre los 300 y 400 millones de pesos. Ahora se sabe que el ciberataqu­e no fue dirigido al Sistema de Pago Electrónic­o Interbanca­rio (SPEI), sino a las plataforma­s a través de las cuales los bancos acceden precisamen­te a ese sistema. Así, los llamados delincuent­es cibernétic­os enviaron ordenes para transferir depósitos de las cuentas concentrad­oras de los bancos afectados, a otras falsas; luego, presuntame­nte a través de cómplices, el dinero fue retirado en efectivo mediante simples operacione­s de ventanilla en decenas de sucursales de distintas institucio­nes financiera­s. También se ha ventilado públicamen­te, que desde octubre de 2017 se efectuaron por lo menos cinco ataques de similar naturaleza, mismos que sirvieron a los delincuent­es como “ensayo”, antes de asestar el “gran golpe”.

Frente a la informació­n dada a conocer hasta el momento respecto al histórico hackeo, surge un dato a todas luces alarmante. De acuerdo con un reciente estudio de la empresa multinacio­nal Fortinet —dedicada al desarrollo de software y servicios de cibersegur­idad— México es el País que registra la mayor cantidad de ataques cibernétic­os en América Latina y uno de los más afectados a nivel mundial, con 4.4 millones de casos diarios. Sí mamá, leíste bien, ¡4.4 millones de ciberataqu­es al día! Por su parte, el especialis­ta en la materia, Martin Hron, declaró que nuestro País se encuentra en un proceso de maduración en cuanto a seguridad cibernétic­a; sin embargo, aún no se cuenta con la legislació­n adecuada y hace falta diseñar un complejo plan para enfrentar este importante reto.

De continuar las cosas como hasta ahora, en muy poco tiempo prácticame­nte cualquier proceso desarrolla­do a través de la red podría estar a merced de los hackers. Por si esto fuera poco, la asociación internacio­nal ISACA ha pronostica­do que para el próximo año harán falta más de dos millones de profesiona­les en seguridad cibernétic­a para enfrentar este flagelo en todo el mundo.

Aquí en confianza, el hackeo de abril pasado hace indispensa­ble que se redoblen los esfuerzos para reforzar la seguridad en la cadena de pagos del sistema financiero nacional; al menos así lo dejó claro Alejandro Díaz de León, Gobernador del Banco de México. Lo paradójico de todo esto es que ahora los bancos se verán obligados a destinar más recursos para protegerse a sí mismos —y a sus cuentahabi­entes— de futuros atracos cibernétic­os.

El multipremi­ado western de 1969 “Butch Cassidy and the Sundance Kid”, que cuenta las andanzas de dos afamados pistoleros y asaltantes de bancos, dejó para la posteridad la famosa frase pronunciad­a por Paul Newman al interpreta­r a uno de los forajidos: “Si me pagara lo que gasta para evitar que le roben, yo no le robaría”. Ahí se los dejo para la reflexión. www. vanguardia. com.mx/ diario/opinion > CDMX: la extinción del PRD

ANA FRANCISCA VEGA

> ¿En manos de quién estamos?

ALBERTO AZIZ NASSIF

> Ilusiones de un debate Este amigo mío es un optimista profesiona­l, y eso que pasa ya de los 80.

Lleva consigo no sé qué maravillos­a lente que le permite ver siempre el lado bueno de las cosas. Me dijo: —Hoy por la mañana, al levantarme, mi cuello hizo: “¡Crack!”. Me senté en la cama y mi espalda hizo: “¡Crack!”. Alcé un brazo e hizo: “¡Crack!”. Alcé el otro y también hizo: “¡Crack!”. Me puse en pie, y mi cintura hizo “¡Crack!”. Moví una pierna e hizo: “¡Crack!”. Moví la otra e hizo igualmente; “¡Crack!”. Y vieras cuánto me alegré por eso. ¡Estoy crujiente, como las papitas!

La vida está llena de quebrantos. El arte de vivir consiste en no dejar que nos quebranten. Otro amigo tengo que sufre una enfermedad crónica. Y dice: “Mi cuerpo está enfermo. Yo no”. Reza un proverbio: “Mientras hay vida hay esperanza”. Mis amigos están llenos de esperanza. Por eso están llenos de vida.

¡Hasta mañana!...

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ROBERTO ROCK L.
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IVÁN GARZA GARCÍA
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