Vanguardia

La otra ‘mamá’ del ‘Sol’

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ACAPULCO.- En el restaurant­e Beto Godoy, en Barra Vieja, Acapulco, Luis Miguel se sentaba a la mesa para probar un poco de pescado o caldo de camarones. No comía mucho pero disfrutaba al visitar y ver a doña Gregoria Galeana de Godoy.

“Era toda mi atención para él hasta que se iba. En la jaula que está ahí me paraba a enseñar hablar a los loros y (Luis Miguel) llegaba en una lancha, se bajaba y por atrás me abrazaba. “Solecito” le decía yo, viniste’. ‘Sí mi madre aquí estoy’”, relata Galeana.

“Dijo que iba a venir más seguido pero ya tiene más de año y medio y no viene”, dice recordando la última vez que el intérprete los visitó.

Pero de cierta forma Luis Miguel sigue ahí. Luego de atravesar la entrada y la cocina del restaurant­e que hace casi 50 años Gregoria y su es- poso, Beto Godoy, crearon, un espacio lleno de fotografía­s recibe a la gente.

“Yo pienso ‘ay, que venga Luis Miguel, tengo ganas de verlo’. Me dice ‘¿cómo estás, mi madre?’, me acaricia. Muy cariñoso ¿y sabe cómo lo siento yo? Como que está ávido de cariño”, comenta Gregoria.

“Dicen mis hijos: ‘ya ve que se quedó solo, su papá borrachito, desde chiquito su mamá se iba y los dejaba ahí y en una de esas jamás vino la señora. Ya ve la historia que hasta le daba drogas’. Yo no creo eso”. La acapulqueñ­a recuerda que llegó a cuidar a Sergio Basteri. “Su hermanito Sergio desde chiquito lo mandaba con un señor que lo cuidaba y aquí me lo encargaba. Aparte le ponía yo un empleado mío, lo mandaba en una moto de agua y él pensaba que era yo su familia”. El Universal

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