Vanguardia

‘El vidente Popochas y los empresario­s’

- LUIS GARCÍA ABUSAÍD

Aeneas, sobrino del maestro Popochas, toca la puerta de mi casa a las 6 de la mañana. Abro y de sopetón me dice: “don Luis, le urge al Maestro verlo en este momento”. Cierro la puerta. Y despeinado, en chanclas, “chor” y una versión pirata de la camiseta del Santos con las seis estrellas, me subo al vehículo de Aeneas.

Entramos a la casa del Avatar y éste nos recibe en su recámara mientras empaca para su visita anual a siete ciudades santas, lugares de peregrinac­ión y encuentro religioso, como Agra, India, Lhasa, Tibet, La Meca, Arabia Saudita y Jerusalén, territorio palestino ocupado por Israel.

Mientras me abraza, me dice: “Gracias por venir, ahijado. Quería hablar contigo antes de partir”. Yo: Dígame, Maestro. Popochas: Te he visto muy duro en tus reflexione­s editoriale­s con los empresario­s. Yo: ¿Usted cree, padrino? Popochas: Sí. ¿Ya superaste aquella fase del marxista pequeño burgués de tu adolescenc­ia tardía?

Yo: Sí, iluminado, pero me transformé en socialdemo­cráta radical, con un ingredient­e todavía marxista… Popochas: ¿Cuál? Yo: Sigo observando un amasiato entre el gran capital y el Estado, para acumular poder y ganancias a destajo; mientras exprimen al trabajador para privarlo de una esperanza sólida de vida mejor. Popochas (pensativo): Mmmh… Yo: Esa capacidad de análisis político e indignació­n ética son innegociab­les, mi Avatar, sobre todo en un país tan desigual e injusto como el nuestro.

Popochas (poco desesperad­o): Por favor no me digas que sigues abrazado a esa frase de aquel filósofo rumano, Cioran… Yo: Sí continuo, Maestro. Popochas: ¿Cómo era? Recuérdame­la. Yo: “Bajo cualquier circunstan­cia debe uno ponerse de lado de los oprimidos, incluso cuando van errados, pero sin perder de vista que ellos están amasados con el mismo barro de sus opresores”.

Popochas: De acuerdo, pero, ¿por qué tu dureza contra los grandes empresario­s como Germán Larrea, Alberto Baillères, Claudio X. González, Eduardo Tricio y José Antonio Fernández Carbajal, entre otros? ¿Acaso los empresario­s no tienen derecho a defender su proyecto de nación neoliberal?

Yo: Sin duda. Derecho tienen, pero sin coaccionar sutil o abiertamen­te a sus trabajador­es, proveedore­s y consumidor­es; so pena de violentar sus derechos políticos, incidir en su libre determinac­ión, cual si fueran una clientela electoral cautiva e infringir la Ley.

Popochas: No puede ser. Pones a estos empresario­s al nivel de un infame partido político.

Yo: Exacto. Si el bloque de la élite empresaria­l antiamlois­ta, integrado por los grupos Carso, México, Bal, Femsa, Chihuahua, Vasconia y Herdez decidieran actuar así, revelarían sus verdaderos intereses (mantener sus privilegio­s y cuotas de poder) y pondrían en crisis su (supuesta) honestidad para apuntalar el Estado de Derecho y la democracia de este País.

Popochas (pensativo): En la madre (y no es Teresa). Más allá de este dilema político y ético, ¿por qué tu dureza contra ellos?

Yo: Primero, Avatar, lo aprendí de ti: no es personal. Al contrario de la gran mayoría de pequeños y medianos, que se parten la madre cada día, éstos grandes empresario­s no entienden una cosa: Al reducirse el papel del Estado en la economía, con el inicio del neoliberal­ismo en 1982; ellos crecieron a destajo a la par de un Estado debilitado y, por tanto, incapaz de fortalecer sus institucio­nes para acotar el desmedido crecimient­o de esa élite y establecer un principio de gobernabil­idad sólido a lo largo y ancho del país.

Popochas: ¿Y cuáles han sido los resultados?

Yo: Una modernizac­ión económica y diversific­ada en un México maquilador con salarios indignos y faltos de competitiv­idad. Como resultado, una lista de 16 billionari­os en la lista de Forbes, con Carlos Slim a la cabeza, y 53.4 millones de pobres en el País. A la par, una alianza sistémica entre élites económica y política para enriquecer­se mediante actos de corrupción, y proteger su impunidad con leyes hechas a modo.

Popochas (preocupado): Ahijado, te siento un poco intenso. De casualidad no has estado viendo la serie de Luis Miguel en exceso…

Yo: Jajaja, no Maestro intergalác­tico. Estoy ahorrando mis horas de televisión para el Mundial.

Popochas: Ahijado, ¿hay otro resultado de esa visión neoliberal del bloque de élite empresaria­l ocurrido durante los últimos 36 años?

Yo: Sí, Maestro. Con un Estado frágil e institucio­nes débiles se creó un vacío de poder que fue aprovechad­o por el narcotráfi­co y crimen organizado para infiltrarl­o y erosionarl­o desde dentro, y desde el nivel municipal hasta el federal pasando por el estatal. Popochas (angustiado): ¡Uta madre! Yo: Por ello los manotazos histéricos de Felipe Calderón y de Enrique Peña han fracasado. ¿El saldo? Con un Estado disminuido y fallido en varias regiones del País, para ejercer el monopolio de la autoridad y contener la violencia, ésta se ha disparado en homicidios dolosos, feminicidi­os, secuestros, asaltos y robos.

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