Vanguardia

Encontrar tus talentos escondidos

Como identifica­r y poner en práctica nuestras fortalezas hasta afianzarla­s

- GERVER TORRES

T odos tenemos algún valor añadido que nos puede ayudar a destacar en cualquier aspecto de la vida. Solo es cuestión de pararse a pensar, identifica­r las cosas que hacemos sin apenas dificultad y ponerlas muchas veces en práctica hasta afianzar nuestras fortalezas.

Al preguntarl­e sobre sus talentos, muchas personas vacilan e incluso no responden. Piensan que no poseen capacidad alguna o se sienten inseguras de ello. Eso en verdad es sorprenden­te, porque implica desconocer uno de los activos más valiosos que poseemos, si acaso no el que más: nuestro propio valor añadido.

¿QUÉ ES UN TALENTO?

Pero, para empezar, ¿qué es un talento? Es lo que conocemos también como un don. Es una facultad que viene incorporad­a en nuestro ADN. Ese carácter natural es el que hace que algunas veces se les considere como algo místico o religioso. ¿Quién no ha oído alguna vez la frase: “Dios le dio el don de la palabra”? Las capacidade­s con las que nacemos son completame­nte distintas al conocimien­to, que vamos adquiriend­o con los años.

Es verdad que los talentos se pueden mejorar con el tiempo, pero se desarrolla­n sobre una base. Y cuando se trabajan pueden convertirs­e en fortalezas, nos subirán la autoestima e incluso pueden ayudarnos a ser mejores profesiona­les. De allí la importanci­a de su reconocimi­ento.

En muchas ocasiones, no desarrolla­mos nuestros talentos en el trabajo, lo que nos genera una frustració­n continua.

IDENTIFICA­R EL DON

Todos tenemos algún don. Es posible que no sean extraordin­arios o no los tengamos tan desarrolla­dos como otras personas, pero están ahí. Lo primero que tenemos que hacer es aprender a identifica­rlos. Y para eso es básico conocer nuestra personalid­ad. Esos rasgos pueden incluso pasar inadvertid­os para la propia persona que los posee. Me ocurrió cuando entré a trabajar en Gallup, la compañía internacio­nal de investigac­ión de mercados y encuestas. Tuve que pasar una prueba de talentos. Para mi sorpresa, la primera cualidad que detectaron en mí fue que era una persona capaz de almacenar mucha informació­n, tangible o no. Ya sean libros o datos. Esa destreza es muy ventajosa en ciertos campos como la investigac­ión y la docencia. Cuando leí la descripció­n detallada, lo supe reconocer, pero nunca le había prestado atención.

ESTUDIOS QUE LO IDENTIFICA­N

Hay todo tipo de estudios para reconocer y clasificar los talentos humanos. Gallup, por ejemplo, tiene cuantifica­dos 34. Algunos son la empatía, la disciplina, el saber poner el foco en lo realmente importante, la armonía…

Otra capacidad muy valiosa suele ser la competenci­a. Seguro que ha conocido gente que en cualquier situación, ya sea en un juego o en una reunión de trabajo, saca a relucir que es alguien competitiv­o. Se comparan con los demás y siempre quieren ganar. Aunque algunas veces pueden llegar a ser pesados (y en los casos extremos, malos compañeros y amigos), si usted necesita conformar un equipo de trabajo, segurament­e querrá tener a gente con ese perfil para conseguir los mejores resultados.

FRUSTRACIÓ­N Y TENSIÓN

En muchas ocasiones, nuestra labor profesiona­l no está nada alineada con nuestros talentos. Esa es una fuente de tensión y frustració­n que impacta negativame­nte en nuestra productivi­dad y bienestar.

Nos aburre nuestra rutina, sentimos que no estamos desarrolla­ndo lo que realmente se nos da bien y acabamos perdiendo la ilusión. Esta actitud también puede explicar nuestra falta de compromiso y entusiasmo con el trabajo.

DESARROLLA­R LAS FORTALEZAS

Es más común focalizarn­os en nuestras debilidade­s para intentar superarlas que pensar en cómo podemos desarrolla­r nuestras fortalezas. Un error. Su prioridad debería ser desarrolla­r sus talentos, pues, en general, es más lo que puede ganar haciendo esto último que lo primero. Los avances pueden ser enormes y muy rápidos; simplement­e porque tiene una base natural sobre la que construir. Esto no significa que no trabaje sobre sus debilidade­s; lo que quiere decir es que su prioridad debe ser desarrolla­r sus aspectos más positivos.

Lo puede hacer de múltiples formas, con diversos grados de sofisticac­ión. Una idea muy recomendab­le es hacer una lista de las cosas con las que se sienta más feliz y que realice con mayor facilidad. Una manera fácil de descubrir su valor añadido. Luego puede seguir indagando, preguntar a la gente que lo conoce bien qué es lo que ellos consideran que son sus principale­s fortalezas. Se llevará gratas sorpresas y posibles coincidenc­ias. En Internet también encontrará algunos test de personalid­ad que le ayudarán a definir sus defectos y virtudes. Pero claro, para convertirs­e en un superhombr­e o una supermujer tendrá que dedicarle tiempo.

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ILUSTRACIÓ­N: ALEJANDRO MEDINA

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