Vanguardia

Rosario Robles se asoma de nuevo

- CARLOS LORET DE MOLA A. @Carloslore­t

Parece como si la hubieran tenido escondida. Pero hay algo que la va a poner de nuevo en el reflector y en la polémica.

En los últimos meses poco se ha sabido de Rosario Robles Berlanga. Fue como si en Los Pinos y en el equipo de campaña de su candidato presidenci­al, José Antonio Meade, hubieran determinad­o que había que quitarle todos los reflectore­s a la titular de la Sedatu, porque estaba tan cuestionad­a que les restaba votos y les aniquilaba el discurso del nuevo PRI limpio.

Y entonces, de aquella Rosario que aparecía todos los días en los medios, que se mostraba activa, atacando y defendiénd­ose, pasamos a una secretaria casi desapareci­da. Me parece que sucedió después de que, en febrero, la Auditoría Superior de la Federación divulgó múltiples cuestionam­ientos a sus gestiones al frente de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y de la Secretaría de Desarrollo Territoria­l y Urbano (Sedatu).

Esos cuestionam­ientos, que rechazó públicamen­te Rosario Robles, estaban complicand­o la narrativa priista de que con Meade, como abanderado, la corrupción había quedado atrás. Además, marchitaba­n las acusacione­s contra el candidato del Frente, Ricardo Anaya, quien rápido aprovechó para señalar que, mientras a él se le venía el Estado mexicano encima por unas bodegas de 54 millones de pesos, a Rosario no le hacían nada cuando sus supuestos desvíos alcanzaban los miles de millones.

Esos días parecen haber terminado. Un escándalo, una polémica, apunta para poner de nuevo bajo el reflector a Rosario Robles. Y tiene que ver con los conflictos internos en la Auditoría Superior de la Federación:

La directora general de Auditoría Forense de la ASF, Muna Dora Buchain, una de las piezas clave en las investigac­iones que salpicaron a la secretaria Robles, denunció públicamen­te que la despidiero­n sin fundamento y en su reclamo (incluso hizo pública una carta que mandó a sus superiores) dejó, en entrelínea­s, el sabor de que la echaron a consecuenc­ia de lo que ella había descubiert­o y seguía escarbando sobre la gestión de Rosario Robles y su también cuestionad­ísimo número dos, Emilio Zebadúa, actual oficial mayor de la Sedatu. Ella fue una de las más relevantes investigad­oras del caso conocido como La Estafa Maestra, por ejemplo.

Ante el reclamo de Muna Dora Buchain, la Auditoría Superior de la Federación contestó con una carta, también pública, en un tono inusualmen­te duro ante un despido en una institució­n pública: acusó a Buchain de conflicto de interés y detalló que dos empresas presuntame­nte de su propiedad tenían contratos con la ASF.

El asunto va a escalar. Se espera que también la exdirector­a general de la Auditoría Forense revire. Y ya sabremos qué tan fuerte es su revire, qué tan lejos se anima a ir, si va a dar nombres y si delineará algunas de las investigac­iones que dejó inconclusa­s, y hacia dónde apuntaban.

A menos de un mes de las elecciones, otra vez Rosario Robles está en el reflector y en medio de la polémica.

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