Recorre ejidos y se mata en volcadura
Familiares de Ricardo se arremolinaban en el lugar; al confirmar su muerte estallaron en llanto
“Papá, no me dejes”, decía llorando el hijo de Ricardo Santos Torres, de 48 años, quien estaba sin vida a un costado del camino con dirección a la carretera 57; en el kilómetro 13+800 de la carretera a San Antonio de las Alazanas.
Cerca de las 10:30 horas de este jueves, personal de Fuerza Coahuila y de la Policía Municipal de Arteaga y la Fiscalía General del Estado, acudió al ejido San Ignacio de Abajo, donde sucedió el fatal accidente.
Ricardo había salido del ejido Santa Rita, de donde es originario; con destino a los demás ejidos a realizar algunas diligencias, según su hermano Natalio.
Natalio fue avisado vía telefónica por los que circulaban en la carretera y reconocieron la camioneta de Ricardo.
Según las huellas que había en el lugar, la camioneta presentaba una trayectoria con dirección al lado izquierdo en primera instancia, al parecer para retomar el carril perdido; Ricardo giró hacia su derecha, pero debido a la velocidad no pudo controlar el vehículo.
Fue entonces que salió del camino hacia la derecha, donde ya fuera de la cinta asfáltica la camionera Chevrolet Silverado con placas de circulación EZ 02 048, dio un giro de campana quedando sobre el toldo.
Algunos de los que pasaban por el lugar de inmediato fueron en ayuda del tripulante de la camioneta, a quien sacaron del interior del vehículo.
Como no había ambulancias cerca, un doctor de la zona arribó al sitio. Desafortunadamente no había nada que hacer, ya que Ricardo no contaba con signos vitales, por lo que se dio aviso a los a las autoridades ministeriales.
Familiares llegaron al ser avisados de lo que pasaba, siendo su hijo quien arribó en un taxi y bajó de inmediato pasando la cinta de seguridad mientras que se realizaban las diligencias, por lo que se le detuvo y se le calmó con apoyo de familiares.
Las lágrimas comenzaron a correr y los gritos a escucharse, por el dolor de la pérdida de su padre, quien fue subido a un vehículo de una funeraria para su traslado a las instalaciones del Semefo.
Será por medio de la necropsia de ley que se determine la causa del deceso así como las posibles causas del accidente, para posteriormente entregar el cuerpo a los deudos.