Diario de un nihilista
Luna El tiempo está en suspenso, la burbuja gira al alto vacío, en su vitrina muere de dicha el pájaro que trina, el paisaje sin fondo se dibuja,
superficie convexa que una aguja suspende en una jarra alabastrina; el tiempo, que ata piedras en caprina vereda se dispersa, y una bruja
esparce las cenizas con su escoba, mas el insomnio perpetúa el agobio del can que late entre los cachivaches
y el élitro del grillo árido trova, mastica el frac de algún fúnebre novio: la luna y sus siniestros cambalaches.
Tesauro: estatuto de la escritura El legítimo orgullo del oficio que te lleva a sentirte millonario en palabras, tesoro milenario que se desgrana sobre el precipicio
de los astros, infolio subrepticio en que lees el revés del mundo unario: la tribu no completa tu salario, de tan caro, es gratuito tu servicio. Son metáforas y etimologías audaces instrumentos de la alquimia; en latebras del álgebra demoro
la impaciencia y la escoria de los días. Compro con simonía la sinonimia, y para en insolvencia mi tesoro.
Súcuba Súcuba: su balanza es el trapecio, su único defecto es que es perfecta; su belleza, estrambótica analecta hecha de piezas que no tienen precio,
semeja lo grotesco, el adefesio trascendental, compleja si provecta, para los integrantes de su secta, enroscada en la niebla de magnesio.
Cuerpo que escapa en sus metamorfosis, las formas del deseo más arcanas encarnan, entre azufre y manecillas,
consumándose en caprichosas gnosis, en las imágenes más casquivanas: bastones, caracoles y polillas.