Vanguardia

Una munición literaria e histórica

El texto compila 20 aproximaci­ones a la vida de Francisco L. Urquizo, un hombre imprescind­ible para el país. Los glosadores fueron Juan Manuel Urquizo, el autor; así como Valdemar Ayala y Carlos Recio.

- SUSANA ZEPEDA

Con la honestidad que implica dejar el alma al descubiert­o y demostrar a través de las palabras el reconocimi­ento a un padre, el jueves siete de junio Juan Manuel Urquizo presentó su libro “Francisco L. Urquizo, Vida y Obra”.

La cita fue en el Centro Cultural Vito Alessio Robles a las 19:00 horas, y al autor lo acompañaro­n con sus comentario­s y análisis, Valdemar Ayala Gándara y Carlos Recio Dávila.

Juan Manuel Urquizo comenzó diciendo que el lunes pasado se cumplieron 49 años de la muerte de su padre, a quien recordó como un hombre excelente y afectuoso. Dijo que su vida fue un ambiente cálido y que su papá se encargó de que aprendiera­n historia y valores. Tres ejes regían la vida de Francisco L. Urquizo, según contó su hijo, estos eran: disciplina, lealtad y patriotism­o. Y su meta era el cumplimien­to del deber.

Y alguien que se rige con estos principios deja grandes huellas, para muestra lo que hizo Francisco L. Urquizo en 1915, año en que por decreto que él hizo, se creó la Academia Mayor de Enseñanza Militar.

Fue L. Urquizo un hombre participat­ivo en la milicia nacional y cuando las circunstan­cias del país no le permitiero­n continuar dentro del movimiento, continuó participan­do desde el exilio, en donde inició su obra literaria. Su arma ahora era la pluma.

Recordó su hijo una de las frases más memorables de su padre, “nada vale más un sí en las palabras si hay un no en las obras”. Y cerró su participac­ión añadiendo que ningún hombre escapa a su destino y el de su padre era la inmortalid­ad con la obra que dejó al país durante su vida.

Dejó luego la puerta abierta a la participac­ión de Valdemar Ayala, quien destacó el trabajo metódico que hizo el autor y luego habló sobre el protagonis­ta de la noche. En palabras de Ayala, Francisco L. Urquizo cumplió con su papel institucio­nal e hizo propuestas importantí­simas, destacó, como establecer publicacio­nes periódicas dentro del ejército. Algo que -urgentemen­te- habríamos de retomar.

Valdemar Ayala comentó que fue también L. Urquizo quien instituyó el Servicio Militar y aunque en esto tendrá -muy probableme­nte- detractore­s, sin duda, ha representa­do también grandes beneficios para el país.

El libro sobre la vida y obra de Francisco L. Urquizo incluye es una compilació­n que incluye 19 textos y la introducci­ón y epílogo hechos por su hijo, Juan Manuel. Quien también se dio a la tarea de buscar, analizar y elegir el material que mejor retratara la trayectori­a de su padre, para darle a la gente luz sobre el camino que recorrió y que todos puedan tener un acercamien­to a éste.

Fue Carlos Recio quien cerró la presentaci­ón de este texto. El historiado­r mencionó que al principio pensó que el libro era una suerte de caleidosco­pio, sin embargo al concluir su lectura lo asumió más bien como un vitral de textos que iluminan partes importante­s de la vida de Francisco L. Urquizo, a quien reconoció como un “sampetrin o universal”.

La vocación militar corría por sus venas, como explicó Recio y por eso cuando no pudo ser partícipe del desarrollo marcial del país, lo hizo a través de la pluma, que enarboló como un blasón del que se puede echar mano cuando se está en el exilio.

Gracias a la obra de L. U rquizo, que con este libro conocemos, hoy se sabe que la construcci­ón de la institucio­nalidad militar se allanó por su ardua y constate labor.

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 ??  ?? Intención. El texto, muy especial para su autor, se adentra en la vida de un hombre disciplina­do, con mucha lealtad y patriotism­o.
Intención. El texto, muy especial para su autor, se adentra en la vida de un hombre disciplina­do, con mucha lealtad y patriotism­o.

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