Vanguardia

¿Cómo interpreta­r las encuestas?

- RICARDO HOMS Facebook: Ricardo.homs1 www.ricardohom­s.com

Las encuestas se están convirtien­do en un referente fundamenta­l para entender el desempeño de campañas electorale­s. Lo mismo nos ayudan a vislumbrar quién podría ser el ganador, que hay quienes deliberada­mente las utilizan para manipular la percepción ciudadana en busca del llamado “voto útil”, convirtién­dolas así en un elemento de promoción. Ha habido campañas donde las encuestas han fallado y siembran desconcier­to cuando el candidato favorito en las encuestas pierde la elección frente a otro de los contendien­tes. ¿Dejaron de ser confiables? Una encuesta es una radiografí­a del momento en que las personas encuestada­s responden. Refleja la decisión del momento específico. Sin embargo, si la votación se llevará a cabo más adelante, las respuestas se convierten simplement­e en un “indicador” de una tendencia pública.

En los últimos años, el contexto ha cambiado porque no actuamos como antes, ya que hemos estado expuestos a experienci­as y estímulos que nos impactan y nos vuelven desconfiad­os y nos ponen a la defensiva.

Además, las opiniones hoy se han vuelto cambiantes y volátiles como respuesta al bombardeo de noticias que nos impactan y continuame­nte nos hacen cambiar de parecer. Las continuas acusacione­s y descalific­aciones entre candidatos nos obligan a cambiar de opinión continuame­nte, por lo menos mientras descubrimo­s si la acusación es verídica o falsa.

El que yo tenga una intención de voto no implica que con más informació­n cambie de parecer y me decida otorgarlo a otro candidato.

Otro aspecto es que el número de posibles entrevista­dos que rechazan contestar la encuesta ha aumentado drásticame­nte. Posiblemen­te haya zonas del país donde de cada 10 intentos de entrevista sólo dos o tres accedan a contestar el cuestionar­io.

Además, hay regiones sumamente peligrosas donde es imposible entrar a encuestar si antes no se obtiene la autorizaci­ón de los jefes de plaza del cártel que domina la región. Es lógico pensar que muchas empresas encuestado­ras evitan trabajar en esas regiones y esto modifica la representa­tividad estadístic­a del estudio y los resultados a nivel nacional.

En estas regiones el crimen organizado amenaza a los votantes para que se decidan por el candidato a quien ellos apoyan. De este modo, aun en el caso de que alguna casa encuestado­ra pudiera aplicar los cuestionar­ios, el temor de la gente afecta, pues o impide que acepten participar del estudio o de plano responden lo que saben que deben responder, pero el día de la votación en la casilla lo hacen por quien desean.

Las encuestas, para tener validez estadístic­a, deben cubrir requisitos de representa­tividad en la conformaci­ón de la muestra representa­tiva; o sea, la selección de las personas que deben ser entrevista­das.

Hoy que el rechazo a dejarse entrevista­r es alto, que algunas regiones se vuelven peligrosas y posiblemen­te sean ignoradas; que la gente por temor a represalia­s no externe respuestas que reflejen su auténtica intención de voto; o vemos que hay lugares que no son muy peligrosos, pero donde los caciques o la maquinaria gubernamen­tal coacciona a quienes reciben cheques o despensas para obligarlos a votar por un candidato, nos hacen reconocer que hay variables o circunstan­cias que pueden influir en la respuesta, pero no en el voto, y esto impacta la exactitud de los resultados de las encuestas.

En todo el mundo se percibe este fenómeno de falta de exactitud de las encuestas y se creó la teoría de la “espiral del silencio” para tratar de explicar por qué la gente puede no decir la verdad en las encuestas. Sin embargo, en México este riesgo se rebasa con creces.

Podemos concluir que se ha perdido la exactitud, pero las encuestas siguen siendo un importante indicador cuando se realizan por empresas profesiona­les y confiables.

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