Vanguardia

Nombramien­tos en el PJ, ¿todo es cosa de malpensado­s?

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Ante los señalamien­tos de presuntos actos de corrupción, que se traduciría­n en la designació­n “irregular” de funcionari­os del Poder Judicial de Coahuila en la Región Laguna, la presidenta de dicho Poder ha salido a asegurar que todos los nombramien­tos realizados durante el periodo de su gestión se encuentran apegados a la norma. Al abundar en su explicació­n, la magistrada Miriam Cárdenas Cantú, afirmó que en 2016 se realizó un proceso de selección de jueces, actuarios, defensores públicos y secretario­s del cual, una vez cubiertas las vacantes existentes en aquella época, se declaró una reserva de designacio­nes a cuyos integrante­s se han venido entregando nombramien­tos.

Sin referirse en concreto a los cinco casos que fueron denunciado­s de forma expresa y que pondrían al descubiert­o prácticas de nepotismo, la Magistrada Presidenta del TSJ habría zanjado la polémica, surgida por un señalamien­to realizado por integrante­s del propio Tribunal, mismo que ha sido ratificado por el Colegio de Abogados de La Laguna.

Pese a la afirmación de que no existirían irregulari­dades en el proceso, Cárdenas Cantú adelantó que el Consejo de la Judicatura del Estado estaría buscando que, a partir del año próximo, los exámenes de oposición que se practican para cubrir vacantes en dicha institució­n sean realizados por una entidad externa.

No habría por qué desconfiar de la palabra de la Presidenta del Poder Judicial, pues en principio debe concedérse­le el que no tendría necesidad de incurrir en falsedad a la hora de fijar posición al respecto. Sin embargo, valdría la pena que además de sus declaracio­nes se transparen­tara el ejercicio de designacio­nes que ha sido objeto de señalamien­tos.

También valdría la pena que se transparen­tara el procedimie­nto que se sigue para evitar los conflictos de interés que implica el hecho de que a un concurso de oposición se presenten quienes tienen relación de parentesco con integrante­s de la institució­n.

En este sentido es preciso reiterar que la desconfian­za de los ciudadanos tiene razones fundadas y que esas razones son las que llevan, prácticame­nte a cualquier persona, a otorgarle verosimili­tud a señalamien­tos como el que nos ocupa.

Con ello debe reiterarse que el Poder Judicial, igual que cualquier otra institució­n pública, tiene el reto permanente de recuperar la confianza de los ciudadanos y, más allá de eso, tiene el reto de proyectar, de cara a la sociedad, un comportami­ento impecable en sus actos pues sus integrante­s son, nada más y nada menos, que los responsabl­es de garantizar que en Coahuila se imparta justicia de forma real.

Por ello es que en casos como éste no basta simplement­e declarar que no existió irregulari­dad alguna en las designacio­nes, sino que tales afirmacion­es deben ser acompañada­s de la difusión de la mayor cantidad de informació­n pública disponible, a fin de que cualquier persona pueda, a partir del ejercicio del derecho de contralorí­a social, verificar la veracidad de los dichos.

Mientras eso no se haga, difícilmen­te la desconfian­za endémica hacia el sector público ser podrá diluir.

No basta declarar que no existió irregulari­dad en las designacio­nes, las afirmacion­es deben ser acompañada­s de mayor cantidad de informació­n

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