Cómo despedir al tercer lugar
Mi deporte favorito, el rocanrol, lo practico por seguridad sólo los fines de semana.
¿Por qué, si tanto me gusta?
Bueno, no soy ya ningún veinteañero, ya tengo que calentar un rato, previamente, para evitar alguna lesión de consecuencias y sobre todo, ya no corro maratones de varios días consecutivos.
Y no es que esté pensando en el retiro —¡jamás!—. Sucede también que si me pongo a escuchar un espumoso y tonificante rock entre semana, lo más seguro es que me entre la sed peligrosa, mande todo al carajo (incluyendo mis muy contadas responsabilidades) y despierte al día siguiente maltrecho y arrepentido.
Así que lo mejor es contener, remitir y acotar esta vocación/pasión a los últimos días de la semana y quizás algún puente en el calendario.
El viernes no fue la excepción y para estirar músculos y tendones puse algunos clásicos atemporales (Ozzy Osburne y KISS por si les corroe la duda) en Youtube.
Pero algo no andaba bien. La chispa no lograba encender la llama y es que entre video y video, la plataforma me recetaba un comercial político que ya a estas alturas de la campaña es lo más anticlimático que puede ver uno en pantalla.
Para colmo machacaban una y otra vez con el mismo spot, del eterno tercer lugar de esta contienda, José Antonio “Pepe” Meade Kuribreña, y créame que se necesita mucha imaginación para concebir algo menos excitante que la triste imagen de esta candidatura (todavía fuera aquel video en el que Meade le explica al “Escorpión Dorado” el por qué es la persona ideal para asumir la investidura presidencial, ese no me canso de verlo, pero ni eso).
Y para colmo del colmo, el referido anuncio es un extracto del último debate, en el que un “Pepe Mid” descolorido (me refiero a su anodina personalidad) está machacando con la cantaleta de que votar por AMLO causa gingivitis, hace llorar al Santo Niño del Pasito Perrón y destruye la capa de ozono.
Cuando vi el anuncio por quinta vez por fin me cayó el veinte. Primero, que era mejor poner un álbum completo que no se estuviera interrumpiendo con tan penosa propaganda y segundo, que en efecto, es muy patético fincar una oferta política única y exclusivamente en los denuestos al adversario.
Claro, que entiendo los ataques y las descalificaciones, el sacadero de trapos sucios como parte normal de una contienda de esta naturaleza. Es más, hasta lo espero de ellos y lo reclamo como parte del paquete básico electoral. (“¡Óigame, yo pago mis impuestos y exijo que se den con todo!”).
Pero convertir a mi oponente en el argumento rector de mi campaña, en el epicentro de mi discurso, en la figura central de mi publicidad, en la razón de ser de mi candidatura… ¡caray!
Los publicistas de Meade deben ver muy poca cosa en él como para fincar su retórica en las virtudes del candidato y prefieren enfocarse en el contrincante.
Sólo tradúzcalo a propaganda no política para que vea lo absurdo que resulta: “Compre chiles Hérdez, porque los de La Costeña le provocarán gases”.
Pero bueno… ¡allá sus millones y cómo se lo gastan!
A propósito del indiscutible tercer lugar de esta contienda, no deja de llamar la atención que don “Pepe Mid” decida cerrar esta campaña de éxitos en el bello estado de Coahuila de Zaragoza A.K.A. “Moreiraland”
En un país tan arraigadamente centralista, qué puede significar que el candidato oficial venga a cerrar proselitismo en este cacho de desierto no sólo geográfico, sino también electorero.
Bueno, es obvia la mano del Secretario Organizacional del PRI, y se trata de un favor mutuo:
Rubén no aspira ya a ganar una elección que perdió el Revolucionario desde el destape de su candidato o muy posiblemente desde antes. Pero sí necesita conseguir una votación lo bastante digna para demostrar que al menos aún retiene el control político de su terruño. La presencia del abanderado tricolor en Coahuila es el último 20 de gasolina que Rubén le puede inyectar.
Don “Pepemid” en cambio necesita una multitud que lo arrope ¿y qué mejor sede para esto que un Estado donde no se conoce la alternancia? ¡Es más! Un estado en el que se acaba de pulverizar dicha idea subversiva, en el que el partido oficial lleva prácticamente un siglo en el poder de manera ininterrumpida, en el cual el mapache, la lideresa y el acarreo prevalecen como formas vigentes de hacer política. ¡Qué mejor que Coahuila!
¡Pásele, señor Meade, siéntase como en su casa!
Don ‘Pepemid’ necesita una multitud que lo arrope ¿y qué mejor sede para esto que un Estado donde no se conoce la alternancia?