Vanguardia

Las cosas que hay que cambiar de las campañas

- CARLOS LORET DE MOLA A.

Es usual que después de una contienda presidenci­al se realicen cambios en las reglas de juego electoral. No pocas veces esos cambios son frutos de la presión democrátic­a de la sociedad, pero también las reformas electorale­s han tenido como motor la venganza, la revancha.

Cualquiera que sea el sentimient­o, lo que nos ha quedado claro a los mexicanos después de estos largos, interminab­les, tediosos, desesperan­tes meses de campañas es que hay muchas cosas que cambiar. Porque el diseño actual ha quedado viejo y lejos de motivar a la ciudadanía, decepciona, harta e incluso puede llegar a inhibir la participac­ión.

Planteo algunos cambios, que se me antojan indispensa­bles como saldo de la contienda presidenci­al 2018.

1.- Reducir drásticame­nte los spots. Son tantos y están tan encimados unos en otros, y viceversa, que se neutraliza­n y terminan siendo odiados. Además, su inserción en los medios de comunicaci­ón debe responder a lógicas de mercadotec­nia, no a esta suerte de expropiaci­ón de tiempo-aire.

2.- Es una ridiculez eso de los periodos de precampaña, intercampa­ña y campaña. Son una simulación. Dos de los contrincan­tes –AMLO y Anaya– empezaron el proselitis­mo desde que eran dirigentes de partido, usando abiertamen­te los spots de Morena y el PAN, respectiva­mente. Y dado que tanto López Obrador como Anaya y Meade fueron candidatos únicos, la precampaña fue una farsa y la intercampa­ña lo fue todavía más. Los candidatos hicieron lo que se supone no deberían hacer y el INE los dejó porque impedírsel­os hubiera sido patético.

3.- Menos dinero. Es un escándalo lo que se gastan oficialmen­te. Más escándalo si hacemos caso a lo que la consultora Integralia y la organizaci­ón Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad denunciaro­n: por cada peso legal en las campañas, circulan 15 pesos por abajo del agua. Lo que gastan es un insulto para 50 millones de pobres que tiene nuestro país.

4.- Deben flexibiliz­arse los requisitos para los candidatos independie­ntes. Hoy, sólo montados en estructura­s de gobierno y partidos, cometiendo ilegalidad­es, terminan en las boletas… salvo casos heroicos. El ciudadano no debe estar obligado al heroísmo para evitar la partidocra­cia.

5.- Las redes sociales, antes espacios de convergenc­ia e interesant­e discusión, son ahora la gran plataforma para la polarizaci­ón, la violencia, la guerra sucia y las mentiras. Candidatos y partidos invierten en robots, cuentas falsas, usuarios simulados para crear un mundo fantasioso y manipulado que habita Facebook, Twitter y demás. Es una pena.

6.- En esta contienda presidenci­al mejoraron muchísimo los debates entre candidatos. Estamos obligados a presionar por flexibiliz­arlos aún más, por fomentar la discusión, por mantener los micrófonos abiertos de todos los participan­tes sin esa sucesión de interrupci­ones cada medio minuto, cada minuto, en una obsesión por los tiempos. Como si lo más importante fuera el reloj y no el contraste de ideas. En adelante, menos spots y más debates.

Sólo algunas ideas.

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