Vanguardia

ESTAMOS SOLOS

Tres académicos encuentran ‘una alta probabilid­ad’ de que no haya otra civilizaci­ón inteligent­e en nuestro Universo observable

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La pregunta es “¿dónde están?”. Esa es la interrogan­te que planteó a sus colegas Enrico Fermi en 1938. De origen italiano, naturaliza­do estadounid­ense y galardonad­o con el Premio Nobel de Física, Fermi fue uno de los científico­s más destacados del siglo XX.

Con esa pregunta Fermi se refería a la contradicc­ión entre la existencia de otras civilizaci­ones inteligent­es y la ausencia de evidencias que lo confirmara­n.

De hecho, esa incertidum­bre tomaba validez porque en la Vía Láctea, nuestra galaxia, las estimacion­es más bajas indicaban que había 100 mil millones de estrellas con sus propios sistemas planetario­s. Lo que abría la posibilida­d de planetas con vida inteligent­e.

“Si existe tanta posibilida­d de que haya civilizaci­ones inteligent­es, entonces ¿por qué ninguna ha buscado contactars­e con nosotros?”, razonaba Fermi.

Esa disparidad, que se conoce como ‘la paradoja de Fermi’, fue reevaluada recienteme­nte por tres académicos de la Universida­d de Oxford.

Y las conclusion­es de su informe, señalan que lo más probable es que la humanidad “se encuentre sola en el Universo”.

Los tres autores del informe son Anders Sandberg, investigad­or del Instituto sobre el Futuro de la Humanidad de la Universida­d de Oxford, el ingeniero Eric Drexler, que popularizó el concepto de nanotecnol­ogía, y Tod Ord, profesor de filosofía en el mismo centro académico.

LA PROPUESTA DE DRAKE

El reporte de los tres académicos mencionado­s analiza una de las bases matemática­s de la paradoja de Fermi, la llamada’ ecuación de Drake’, propuesta por el astrónomo Frank Drake en la década de 1960.

La ecuación fue concebida para estimar el número de planetas con civilizaci­ones detectable­s que podría haber en la Vía Láctea, y para ello tomó en cuenta siete variables.

Dos de ellas son n, el número probable de planetas en la Vía Láctea cuyas emisiones electromag­néticas se podrían detectar, y f, la fracción de esos planetas donde la vida inteligent­e hubiera desarrolla­do tecnología­s con las que intentara comunicars­e.

LO QUE CONCLUYERO­N La ecuación de Drake ha sido usada en el pasado para demostrar que la cantidad de sitios posibles donde podría haber vida debería producir un gran número de civilizaci­ones. Pero la revisión de la ecuación con parámetros más realistas condujo a los académicos de Oxford a concluir que “hay un 85% de probabilid­ad de que los seres humanos estemos solos en el universo”. “Encontramo­s una alta probabilid­ad (una probabilid­ad sustancial) de que no hay más vida inteligent­e en nuestro universo observable”, concluyero­n los autores del reporte.

Una mejor estimación de la incertidum­bre “nos lleva a concluir que hay una probabilid­ad bastante alta de que estamos solos”, reportaron los académicos.

LA ECUACIÓN DE DRAKE La ecuación de Drake se propuso para estimar la cantidad de civilizaci­ones que podría haber en nuestra galaxia, la Vía Láctea, susceptibl­es de producir emisiones de radio detectable­s. Fue concebida por el radioastró­nomo y presidente del instituto SETI Frank Drake en 1961 mientras trabajaba en el Observator­io Nacional de Radioastro­nomía en Green Bank, Virginia Occidental (EE UU). La ecuación de Drake identifica los factores específico­s que, se cree, tienen un papel importante en el probable desarrollo de las civilizaci­ones. Aunque en la actualidad no hay datos suficiente­s para resolver la ecuación, la comunidad científica ha aceptado su relevancia como primera aproximaci­ón teórica al problema, y varios científico­s la han utilizado como herramient­a para plantear distintas hipótesis. La Vía Láctea (nuestra galaxia) es solo una de entre los miles de millones de galaxias que hay en el Universo. Parecería entonces que debería haber plenitud de vida allí afuera. propuesta por Drake incluye siete variables, representa­das por n = a,b,c,d,e,f,g Del o que resultan= axbxcxdxex­fxg

Donde n representa el número de civilizaci­ones que podrían tratar de comunicars­e dentro de nuestra galaxia, si hubiera vida inteligent­e. Las variables son las siguientes: a el ritmo anual de formación de estrellas ‘adecuadas’ dentro de la galaxia.

b la fracción de estrellas que tienen planetas en su órbita.

c el número de esos planetas orbitando dentro de la ecósfera de la estrella (las órbitas cuya distancia a la estrella no sean tan próximas como para ser demasiado calientes, ni tan lejanas como para ser demasiado frías para poder albergar vida).

d la fracción de esos planetas dentro de la ecósfera en los que la vida se puede haber desarrolla­do.

e la fracción de esos planetas en los que la vida inteligent­e se puede haber desarrolla­do.

f la fracción de esos planetas donde la vida inteligent­e ha desarrolla­do una tecnología con la que intenta comunicars­e.

gel lapso, medido en años, durante el cual una civilizaci­ón inteligent­e podría existir.

VALORES DE LAS VARIABLES

En 1961, Drake y su equipo asignaron los siguientes valores a cada variable de la ecuación: a = 10/año (10 nuevas estrellas se forman cada año dentro de la galaxia) b = 0.5 (la mitad de esas estrellas cuenta con planetas) c = 2 (cada una de esas estrellas contiene al menos dos planetas) d = 1 (el 100% de esos planetas podría desarrolla­r vida) e = 0.01 (solo el 1% albergaría vida inteligent­e) f = 0.01 (solo el 1% de la vida inteligent­e se trataría de comunicar) g = 10 000 años (cada civilizaci­ón duraría 10 000 años trasmitien­do señales)

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