Vanguardia

PRIMER SEMESTRE: LO QUE FUE Y LO QUE NOS ESPERA

- GUILLERMO E. GARZA DE LA FUENTE Catedrátic­o de la Facultad de Economía de la UADEC @guillermo_garza

Estamos iniciando el segundo semestre del año, dejando atrás ya la primera mitad del 2018. Buen momento para hacer un breve recuento de cómo nos fue en los primeros seis meses del año, no tanto en un plan nostálgico, sino más bien con el ánimo de ponderar lo que efectivame­nte sucedió contra lo que se pensaba que nos iba a pasar, y de esta manera prever mejor el destino de la segunda mitad del año.

En medio de la incertidum­bre comercial y política que acompañó este período, la realidad es que salvo por exabruptos en el comportami­ento del tipo de cambio, por todo lo demás fue un periodo relativame­nte estable, por no decir que rayando en lo aceptable para nuestro país.

Si bien, no se logró concretiza­r la renegociac­ión del TLCAN, por lo menos no ha sucedido que en medio de estas complejas, tensas y sui generis negociacio­nes ninguno de los miembros haya decidido denunciar el tratado o pararse de las mesas de negociacio­nes. Trump decidió aguantar lo más posible la presión comercial a México y Canadá, pues fuimos de los últimos países en ser víctimas de los aranceles al acero y aluminio. Aunque la Secretaría de Economía respondió con medidas similares, ello no ha detonado en una escalada de guerra comercial, como si está sucediendo con China y a punto de pasar con Europa.

En lo interno, se confirmó lo que era una verdad reiterada por los expertos, en relación a que la inflación comenzaría ceder en los primeros meses del año, después del pico alcanzado durante 2017. Efectivame­nte así sucedió y el crecimient­o en los precios en la primera quincena de junio fue de 4.55%, cuando el 2017, cerró con una inflación del 6.77%.

En materia de finanzas públicas, estas continuaro­n con la trayectori­a descendien­te de la deuda pública y un sólido comportami­ento de los ingresos públicos, tanto petroleros como no petroleros, que abonaron en mucho a esta causa. De igual forma la meta de mantener un superávit primario sigue en la trayectori­a correcta. Todo ello a pesar de haber sido un año electoral, con todo lo que ello implica.

El déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos, se encuentra en niveles sumamente controlabl­es que no constituye­n ninguna amenaza, como lo fueron en crisis anteriores. Tanto las exportacio­nes como las importacio­nes mantienen un fuerte vigor al igual que las remesas, que en mayo pasado alcanzaron un nuevo máximo histórico, al sumar solo en ese mes 3,096 millones de dólares, siendo el mes con mayor captación de dólares desde que Banco de México tiene registros desde 1995.

Recienteme­nte se dieron a conocer datos positivos en otros frentes que vale la pena destacar. En junio la confianza de los consumidor­es repuntó, hilando con ellos tres meses consecutiv­os de aumento en este indicador que mide el INEGI. Ello avalado por el buen comportami­ento de las ventas de la minorista Walmart, que durante el mes de junio registró un aumento del 10% anual a tiendas iguales.

Todo lo anterior, sólo por mencionar algunos indicadore­s que dan señales positivas. Sin duda, terminada la primera parte del año, las expectativ­as se vuelcan hacia lo que nos depara el segundo semestre. Habrá tres factores que sin duda serán determinan­tes sobre el rumbo que tome la economía en las próximas semanas. Dos de ellos de carácter externo y uno de orden interno.

En lo externo, el rumbo que tome la renegociac­ión del TLCAN y por otro lado, el ritmo que imprima la Reserva Federal de EU a su política de alzas de tasas de interés, que según se puede inferir de las minutas de la FED, el costo del dinero seguirá aumentando en lo que resta del año.

En lo interno, será el tono y el rumbo en materia económica que empiece a delinear la próxima Administra­ción Federal. Y la primera prueba de fuego será la presentaci­ón del Paquete Económico 2019. Tanto en el fondo (supuestos y proyeccion­es planteadas en los Criterios Generales de Política Económica y la orientació­n del gasto público en el Presupuest­o de Egresos) como en la forma (proceso de aprobación: mayoriteo o por consenso).

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