Diccionario emergente
Catastrópico. Desgracia que llega de la zona costera. Ej. “El sexenio que viene pinta catastrópico”.
Confeccionario. Lugar donde se declaran los pecados de la moda.
Concupisnte. Maestro sindicalizado poseído por apetitos materiales y/o deseos lujuriosos. Docente caliente.
Concupicnte. Igual que el anterior, pero más chairo
Consometología. Ciencia para el cuidado y el embellecimiento de los caldos y pucheros.
Cripticar. Hacer señalamientos cifrados en código para que el aludido no se dé por enterado.
Cristalegría. Felicidad transitoria y más bien frágil.
Despampanatas. (Oxímoron). Individuo simplón que sin embargo provoca la admiración de la gente.
Elocuento. Que tiene facilidad de palabra para echar habladas. Mentiroso fluido.
Eucarestía. Depresión económica. Crisis que no permite comprar ni hostia.
Fideocomiso. Disposición testamentaria sobre el destino que se le habrá de dar a la sopa de pasta que sobró de la comida.
Felicitraición. Enhorabuena hipócrita.
Filetelista. Coleccionista de cortes raros y finos de carne.
Formicar. Entregarse a la carnalidad sobre el mueble de melamina ponderosa.
Gerentefilia. Atracción sexual por el administrador en jefe de una empresa, sobre todo cuando éste ha alcanzado la edad madura.
Impuestionable. Gravamen que se aplica “ad ovum”, sin derecho de réplica.
Inoporturno. Ser impertinente, pero cuando le toca.
Justiricia. Tristeza provocada por el sistema judicial. Limpío. Sin fe, pero pulcro al menos. Llorizo. Embutido a base de puerco y chiles que mal suministrado provoca llanto y melancolía. Ej. “En la pasada elección, PAN y PRI se llevaron puro llorizo”.
Narcisistmo. Admiración exagerada que experimenta por sí misma la gente de Tehuantepec.
Nitrospección. Explosión del carácter seguida de un concienzudo autoexamen de la conciencia.
Rifamación. Sorteo mediante el cual se elige a la persona a la que se le habrán de levantar algunas calumnias.
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