‘ENSARTAR REFRANES A TROCHE Y MOCHE HACE LA PLÁTICA DESMAYADA Y BAJA’

El Quijote II, 43

Uno de los consejos que don Quijote da a Sancho Panza antes de partir éste a gobernar la Ínsula Barataria es el siguiente: “Mira Sancho, no te digo que parece mal un refrán traído a propósito, pero cargar y ensartar refranes a troche moche hace la plática desmayada y baja”.

Ningún escritor, en su obra, ha hecho mayor y mejor uso de los refranes que Cervantes en la suya. Hizo abundante aplicación de un buen número de los conocidos en su tiempo, muchos de los cuales reformuló, además de los creados por él, para imprimir a aquélla un estilo magnífico e inconfundible, elevado nivel estético y gran polifonía. Pero deben ser los refranes apropiados y “que vengan a pelo”.

En su profundo estudio sobre los refranes en El Quijote, la académica mexicana Nieves Rodríguez Valle los encuentra en toda la obra literaria cervantina, aunque desde luego principalmente en El Quijote y después en “Los trabajos de Persiles y Sigismunda”, cuyo número “es cercano a los sesenta y cinco”. Y en El Quijote detecta 367, de los cuales 123 aparecen repetidos, por lo que su total neto es de 244 refranes. De éstos, de acuerdo al riguroso análisis de la notable paremióloga mexicana, 28 fueron creados por el propio ingenio de Cervantes.