USA AL EJIDO COMO TIRADERO
El 26 de junio de 2016 se registró el primer derrame de cianuro debido a unas lluvias que rebasaron la capacidad de bombeo. La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) abrió una investigación para evaluar los daños.
En el primer derrame la dependencia federal confirmó daños en 2 mil 240 metros cuadrados, afectando flora y fauna del lugar. El cianuro se esparció por las tierras y las contaminó. El pasto, el alimento de los animales, se volvió inservible.
El 12 y 13 de agosto del mismo año, las lluvias provocaron un segundo derrame que escurrió por cauces naturales y terminaron en estanques donde abreva el ganado. Según los ejidatarios, decenas de animales se murieron. Pero al menos desde 2013, Mario Valdés, excomisariado de Tenochtitlán, denunció ante la Profepa que la empresa estaba contaminando el ejido con desechos peligrosos y que lo usaba como tiradero.
Profepa respondió en el oficio PFPA/12.7/2C.28.1/0916/13 que ya habían realizado inspecciones donde confirmaba que encontraron “elementos de probable infracción a la legislación ambiental federal”.
Pero Valdés desconoce de sanciones que hayan interpuesto.