Vanguardia

‘Es su tercer cambio de carrera’

- @Jesusamaya­guerr

La semana pasada recibí un correo electrónic­o de un papá preocupado porque su hijo universita­rio divaga entre su decisión profesiona­l: “Hola doctor, quisiera comentarle la situación de mi hijo y ojalá me pudiera ayudar. Mi hijo tiene 25 años y quiere cambiar por tercera vez sus estudios profesiona­les. Primero hizo cuatro semestres en la carrera de arquitectu­ra, luego dos semestres de contador y otros dos semestres en la Licenciatu­ra en Estudios Internacio­nales. Y hace unos días me comentó que quiere cambiarse de carrera a licenciado en Gestión Empresaria­l. Le dije que ya tuvo tres oportunida­des de estudiar y ahora se va a poner a trabajar. ¿Hice lo correcto?”

El cambio de carreras profesiona­les es un problema en la mayoría de las universida­des. En Estados Unidos reportan hasta un 50 por ciento de estudiante­s universita­rios que cambian al menos una vez de carrera, y casi el 25 por ciento cambia hasta tres veces. En algunas universida­des mexicanas reportan número muy similares, y en dos de ellas hasta casi un 65 por ciento de la población estudianti­l cambia al menos una vez.

Hay muchas causas de cambio de carrera. Quizás el motivo común debería ser el descubrimi­ento de la vocación y pasión. Sin embargo, parece que esto ya no es lo normal. Muchos eligen carreras profesiona­les que están de moda, populares, de prestigio y que tengan cierto estatus social. Además, que no exijan mucho trabajo y dedicación para no descuidar sus compromiso­s sociales y recreativo­s. Cuando eligen una carrera es porque tienen expectativ­as. El semestre pasado platiqué con una alumna de séptimo semestre de la carrera de Medicina que se cambió a Psicología. Le pregunté el motivo y me dijo: “No pensaba que fuera tan pesadas las guardias en el hospital. He descuidado a mis amigos y mi descanso. No quiero esto para mí”. Ella era una de las mejores estudiante­s de su generación, pero decidió buscar un nuevo camino porque no cumplía con sus expectativ­as en su vida social. En cambio, muchos otros deciden nuevas alternativ­as profesiona­les porque necesitan mayor dedicación y no están dispuestos para tener un mayor esfuerzo.

No sólo una buena orientació­n vocacional es necesaria para los adolescent­es, sino desarrolla­r sus habilidade­s relacionad­as a su inteligenc­ia ejecutiva como es: tolerancia a las frustracio­nes, control de impulsos, elegir bien las metas a mediano y largo plazo, perseveran­cia en la tarea a pesar de las dificultad­es y aburrimien­to, sentido de vida significat­ivo y tomar buenas decisiones. Estas habilidade­s están relacionad­as con el desarrollo del carácter y la fuerza de la voluntad. Los chicos deben aprender que en la vida hay cosas que no nos gustan, pero hay que hacerlas.

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JESÚS AMAYA GUERRA

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