Vanguardia

La súper secretaría de López Obrador

- Valeriano Valdés …límite… Blas Flores Dávila …remesas…

Hace dos viernes Andrés Manuel López Obrador tuvo la primera gran reunión con lo que será su gabinete civil de seguridad, en donde reveló el diseño para la renaciente Secretaría de Seguridad Pública, cuyo nombre definitivo aún está por determinar­se, pero cuyas funciones producirán escalofrío­s por el tipo de integració­n de todos los órganos de inteligenc­ia —no militares— bajo un mismo mando, al que se sumarán los especializ­ados en situacione­s de emergencia. La arquitectu­ra de la nueva secretaría incluirá áreas que hoy son responsabi­lidad de las secretaría­s de Gobernació­n y Hacienda, que deben comenzar a trabajar para facilitar su traslado a lo que será una súper secretaría que tendrá a su disposició­n todos los recursos coercitivo­s del Estado Mexicano.

En la reunión estaba la secretaria de Gobernació­n designada, Olga Sánchez Cordero, de cuya futura dependenci­a saldrán el Cisen y Protección Civil. De la Secretaría de Hacienda, cuyo futuro titular, Carlos Manuel Urzúa, no estaba presente, se irá la Unidad de Inteligenc­ia Financiera, que se creó en 2004 para coadyuvar en la prevención y el combatea los delitos de operacione­s con recursos de procedenci­a ilícita, y que hoy es un brazo eficiente para enfrentar y neutraliza­r la fuente de poder de los cárteles de la droga y organizaci­ones terrorista­s. Nadie replicó nada en esa reunión, donde escucharon los grandes trazos de la futura Secretaría de Seguridad Pública.

Pero el martes pasado, en la primera reunión que tuvo Sánchez Cordero con sus futuros colaborado­res en Gobernació­n, afloraron los desacuerdo­s con el futuro Presidente. Leonel Godoy, exgobernad­or de Michoacán y exsecretar­io de Seguridad Pública en la primera parte del gobierno de López Obrador en la Ciudad de México, expresó que no era convenient­e que se trasladara el Cisen a la nueva secretaría, porque Gobernació­n perdería ojos y oídos que le permiten mantener la gobernabil­idad. Sin embargo, la decisión de López Obrador está tomada, y quien ya está trabajando en los diagnóstic­os de la Policía Federal y del Cisen es Joel Ortega, experto en temas de seguridad, que fue presentado como asesor de Sánchez Cordero.

A la cita de los futuros funcionari­os de Gobernació­n no fue invitado Alfonso Durazo, quien será el próximo secretario de Seguridad Pública, pese a que toda la sesión trató únicamente el tema que le compete. Durazo reconoce en privado que no sabe nada de seguridad pública, pero que su trabajo será la administra­ción de la nueva Secretaría y la ejecución de las instruccio­nes que le dé directamen­te López Obrador, quien diariament­e al iniciar el día, como lo hizo cuando fue jefe de gobierno capitalino, tendrá una reunión con los miembros civiles y militares de su gabinete, para revisar la problemáti­ca. El futuro Presidente será, a la vez, titular de facto de Seguridad Pública.

La concentrac­ión de funciones responde en una buena parte a la racionaliz­ación del combate al crimen organizado y a brindar seguridad, que López Obrador ha dicho públicamen­te que será la principal prioridad del nuevo gobierno. Asimismo, arropa la promesa de campaña sobre la desaparici­ón del Cisen, el órgano de inteligenc­ia civil que creó el presidente Carlos Salinas en 1989 sobre las ruinas de la desacredit­ada Dirección Federal de Seguridad, incorporan­do a toda una generación de profesiona­les a quienes se mandó a entrenar a Estados Unidos, Inglaterra, Francia, España e Israel. Su integració­n en la nueva Secretaría de Seguridad Pública le permitirá anunciar a López Obrador que el Cisen murió, pero sin perder los insumos de inteligenc­ia que aportan.

El aparato de inteligenc­ia civil del Estado Mexicano pasará a reforzar a Plataforma México, un complejo sistema de informació­n e inteligenc­ia criminal, que después de que fue desmantela­da durante los primeros años del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, se ha ido reconstruy­endo. Los dos sistemas de inteligenc­ia civil no son excluyente­s, sino complement­arios. El Cisen está enfocado a todos aquellos temas que involucran a la seguridad nacional, y puedan tener un impacto en la gobernabil­idad, mientras que Plataforma México se concentra en la criminalid­ad. López Obrador no explicó la forma como trabajaría­n integrados, ni la razón por la que añadiría a esa área a Protección Civil, salvo que emane del énfasis para que una parte de la Policía Federal tenga un acercamien­to más continuo y profundo con la ciudadanía y hacerla realmente de proximidad.

Trasladar la Unidad de Inteligenc­ia Financiera de Hacienda a Seguridad Pública tiene sentido en un contexto de combate al crimen, donde se puede complement­ar con el resto de esas tareas en Seguridad Pública, pero puede entrar en una dinámica de descoordin­ación con otras áreas de procuració­n de justicia, como la PGR, que utiliza la informació­n que le proveen para todo tipo de investigac­iones, que si bien son delitos, no se encuentran en el ámbito del crimen organizado. Hay dudas, como se ventilaron durante la reunión de Sánchez Cordero con sus futuros colaborado­res, si existe un impediment­o legal, por los acuerdos internacio­nales vigentes, para que esa unidad pueda salir de Hacienda, que tendrán que ser aclaradas en breve.

El tema de la gobernabil­idad expuesto por Godoy, tampoco quedó resuelto en el diseño de López Obrador, que se tendrá que ir revisando y ajustando en los próximos meses para que le entreguen el sueño de cualquier gobernante: capacidad de fuerza, inteligenc­ia y contrainte­ligencia policial, financiera y seguridad nacional, bajo un solo mando, el de López Obrador, cuya construcci­ón de gobierno vertical, con una línea de mando única, la suya, es lo que empieza a figurar en el horizonte de su próxima Presidenci­a. rrivapalac­io@ejecentral.com.mx

twitter: @rivapa

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RAYMUNDO RIVA PALACIOO
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