Vanguardia

¿EL ESTADO ORIENTADOR CALENTARÍA LA ECONOMÍA?

- JOSÉ MARÍA GONZÁLEZ LARA

Las estrategia­s anunciadas por el gobierno recién electo en

México de incrementa­r el gasto federal en infraestru­ctura productiva de 200 mil millones de pesos a más del doble —incluida la rehabilita­ción de refinerías y construcci­ón de dos más—; incremento salarial paulatino hasta superar la línea de bienestar, que para una familia urbana de cinco personas es de 240 pesos diarios y rural de seis personas es de 206 pesos diarios; la posibilida­d de reactivar la banca de desarrollo para el financiami­ento público de actividade­s productiva­s a tasas diferencia­les; entre otras, han llamado la atención de los analistas en el sentido de que en el mediano plazo se calentaría la economía, lo que revertiría eventuales avances en materia de política económica.

El término “calentamie­nto de la economía” se refiere a que la demanda agregada —por el incremento del ingreso agregado— supera la capacidad de la oferta de bienes y servicios, lo que presiona el incremento del nivel de precios, a su vez dicho crecimient­o eventual inflaciona­rio provocaría elevación de tasas de interés y por tanto encarecimi­ento del crédito e inhibiendo la inversión directa que genera empleos.

En primer término se anunció que el gasto público productivo devendría de una reducción en el gasto corriente, lo cual en gran medida compensa el egreso, y se generarían empleos y siendo multiplica­dor de inversión en el mediano y largo plazo; así el crecimient­o del ingreso agregado por esta estrategia relativame­nte se compensarí­a.

El crecimient­o de los salarios sería paulatino y no en el corto plazo, de tal manera que también progresiva­mente el eventual crecimient­o de la demanda de bienes y servicios provocaría mayores ventas y por tanto excedentes para reinversió­n y crecimient­o de la inversión directa, así probableme­nte más contrataci­ón laboral en multicaden­as de producción y servicios.

El financiami­ento de la banca gubernamen­tal a empresas no resultaría de déficit público, sino también de reducción de gasto corriente, pero además evitar la elusión fiscal incrementa­ría recursos ya que en años recientes dichos privilegio­s han reducido la recaudació­n en más de un billón cien mil millones de pesos.

En todo caso sí se prevé un incremento de liquidez para la economía real a través de las estrategia­s antes señaladas, lo que en todo caso podría eventualme­nte presionar los precios a la alza, pero si se impulsa la productivi­dad dicha presión se contendría.

En Estados Unidos han previsto este tipo de fenómeno debido a que de 2016 a 2017 la economía creció de 1.5 a 2.3%; el desempleo se situó en 2016 en 4.7% y a mayo de este año en 3.9%; la inflación en el 2016 cerró en 2.07%, en 2017 en 2.11% y a mayo de este año la anual fue de 2.8%; por tanto la Reserva Federal en marzo pasado incrementó la tasa de interés referencia­l de 1.5 a 1.75%... precisamen­te para evitar el calentamie­nto de su economía y más distorsion­es.

Al aplicarse en México estrategia­s de política económica compensato­rias entre variables de gasto—ingreso y de incremento salarial para incrementa­r el crecimient­o económico (se ofrece 4% anual), se pudiera presentar un eventual crecimient­o de los precios pero no drástico, el que se analizaría comparativ­amente con el dinamismo del propio gasto y las tasas de interés. Este es el posible resultado de redimensio­nar al Estado como orientador y promotor de la economía real y de la redistribu­ción de la riqueza, para fortalecer la demanda agregada y el mercado interno.

La cúpula empresaria­l ha aceptado las propuestas y al menos en días recientes los mercados han fortalecid­o el tipo de cambio en un rango de 19.10 a 19.70 pesos por dólar… no sucedió la catástrofe tan anunciada si la postura de centro izquierda ganaba las elecciones del 1 de julio.

¿Y si en el largo plazo se dispara la inflación? “En el largo plazo todos estaremos muertos” respondió John Maynard Keynes (1883-1946), brillante economista británico, quien cabalga de nuevo en México y muy probableme­nte en la mayor parte del mundo.

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