Vanguardia

Merecidas vacaciones

- @chuyramire­zr Facebook: Chuy Ramirez

En la vida hay, o debiera haber, tiempo para hacer y tiempo para no hacer. Después del agotador ajetreo electoral es momento de darse un respiro y dedicar un tiempo al dolce far niente.

Me urgen unas vacaciones, creo que le urgen más a mi familia. El verano suele ser el tiempo en que muchas personas se conceden un tiempo para descansar, alejándose del trabajo cotidiano, cambian de actividad y cargan baterías para regresar, con ánimo renovado, a la cotidianid­ad.

Andrés Manuel necesita, mucho más que muchos, unas vacaciones más largas, un tomar distancia para reflexiona­r con la cabeza fría y prepararse de la mejor manera posible para lo que le espera. Ya entrados en gastos, también lo necesitan sus principale­s colaborado­res.

El equipo del virtual Presidente electo debe entender que ha llegado a la tan anhelada cima que, tras décadas de esfuerzo y sacrificio, se han colocado en la línea de arranque de la que será, sin duda, la carrera de su vida. Tienen por delante cuatro meses y medio para la toma de protesta. México los necesita enteros, repuestos, al 100 por ciento y llenos de energía. Deben recordar que están por iniciar un maratón que dura seis años, que las expectativ­as de la sociedad son sumamente elevadas y que no podemos darnos el lujo de una nueva decepción. El gobierno de López Obrador arranca el 1 de diciembre de 2018, que nadie coma ansias, la nueva administra­ción no comenzó el pasado 2 de julio; Enrique Peña Nieto sigue siendo el Presidente de la República aunque su poder se esté extinguien­do.

No es de sorprender que la prensa esté encima del equipo de transición de López Obrador, ese es su trabajo y, fuera de las elevadas expectativ­as de los mexicanos, no hay mucho más qué cubrir. Ya pasó el Mundial y se terminó la primera temporada de la serie de Luis Miguel. La de José José no está mal, cuestión de gustos. Lo cierto es que esas expectativ­as también están en reposo después de la larga campaña electoral. Muchos mexicanos estamos aturdidos por el revuelo que desataron las elecciones. Ya sucedió lo que sucedió y, afortunada­mente, todavía queda verano para distraerno­s, descansar, pensar en otras cosas y recargar la pila.

El costo de no tomar vacaciones puede ser alto, ya se está viendo. La excesiva exposición a los medios hará que se cometan errores, es de humanos, y entre más se exponga más posibilida­des existen de errar y confundir a la opinión pública. La fatiga y esta era de intensa informació­n son un peligro. No le conviene a AMLO agotar, en infiernito­s, su considerab­le bono electoral antes de llegar a ser gobierno.

Desde el primer día tendrá adversario­s activos y pasivos a la espera de capitaliza­r los errores que, sin duda, habrá de cometer. Todo gobernante los comete y toda oposición capitaliza tales errores. Así ha sido y todo indica que así es y será.

En este orden de ideas sus equiperos deben entender que ellos no fueron electos, que el capital político y el bono democrátic­o es del virtual Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y de nadie más. No serán perdonados los errores que cometa el equipo de transición, como no lo fueron en el pasado, sería un error que Andrés Manuel salga al paso de todos los ataques de la prensa contra sus colaborado­res.

Por todo lo antes dicho, no hay mejor consejo que invitarlos a tomar unas largas y merecidas vacaciones. Total, no hay nada que no pueda esperar el término de este larguísimo periodo de transición. A su regreso, todavía les quedarán meses para prepararse y organizars­e. Mientras tanto dejen que Peña Nieto asuma lo negativo que queda de aquí al 1 de diciembre. No por mucho madrugar amanece más temprano.

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JESÚS RAMÍREZ RANGEL

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