Un eclipse de bolsillo
Este muchacho universitario trae el eclipse lunar en el bolsillo.
Comenta que en la pantalla de su teléfono móvil ha podido ver las sucesivas etapas del eclipse. RT Deutsch ha estado transmitiendo en vivo. Con sonido. Una explicación inicial. Después sólo se ha escuchado el motor de los vehículos que pasan cerca del lugar de la observación. La Luna enrojecida ofreció su redondez, cubierta por la sombra. Ha venido después esa Luna creciente. Primero como una curvatura inicial de paréntesis y luego como rebanada vertical que se va ensanchando.
Un fenómeno sideral de larga duración. Un eclipse lunar o solar es siempre impresionante por el oscurecimiento o el enrojecimiento de los astros. Siempre sorprende esa precisión, esa exactitud del fenómeno, en solemne lentitud. Se cumplen indefectiblemente las leyes físicas con una obediencia espectacular. En este País, en que se multiplican las leyes, se da el proceso de publicación, ignorancia o interpretación acomodaticia, aplicación descuidada y omisión de sanción o reclusión con pronta liberación.
El largo eclipse de la luna roja nos lleva a asociar el suceso astronómico con otros sucesos de nuestra contemporaneidad. Se eclipsan con lentitud informes, declaraciones y constancias que se esperarían inmediatas. Con lentitud de eclipse se alargan negociaciones de tratado. Se esconde el ganar-ganar con la enorme sombra de un proteccionismo inflexible. El alargamiento de las devoluciones de los niños migrantes a sus padres se parece a la parsimonia lunar recién contemplada.
No pocos verán como un eclipse la rebanada de restitución que se anuncia para los ingresos inflados de mandatarios, representantes, funcionarios y partidos entre los que son repartidos, como si fueran premios de lotería, los impuestos acumulados de los mandantes ciudadanos.
Austeridad y recortes se anuncian, con precisión de eclipse, para las operaciones del próximo régimen. Navegará con bandera de honestidad sin corrupción. Ya dirá el tribunal si se engarzó la buena fe con la comisión y llegó la ayuda a su destino.
Hubo una sombra de eclipse abstencionista en el admirable sufragio de constancia aplazada, a pesar de la victoria de la “mitad más grande”.
Lo que la comunidad espera es que, aprendiendo del eclipse lunar, la sombra de las oposiciones, las desconfianzas, las descalificaciones de una larga campaña no se queden sino que pasen.
Nadie desea que se eclipse la voluntad mayoritaria mandante por un partidismo que nuble un sano nacionalismo.
Este estudiante traía el eclipse en el bolsillo. Es deseable que también pueda traer pronto, en la pantalla de su celular, las buenas noticias de un país reconciliado en que predomine, sobre la pugna, la colaboración...