Letra por letra…
La madrugada del pasado miércoles 25 de julio, Austin Clay, de 24 años, hizo añicos con un pico la estrella de Trump en el Paseo de la Fama de Hollywood. Además, pulverizó una a una las 11 letras del nombre del “magnate”. Y en un acto de congruencia, que ya quisieran más de cuatro, a las 4:30 de la madrugada él mismo llamó a la policía y tendrá que pagar 20 mil dólares de fianza. Algunos piensan reunir esa cantidad para liberarlo.
Es la segunda vez que sucede. En 2007 le fue entregada la estrella por el éxito del programa de telerrealidad ‘El Aprendiz’, en el que “el magnate” lo que más gozaba era gritar con desprecio la hiriente frase: ¡estás despedido!
Pues bien, una noche de octubre 2016, en plena campaña política para la Presidencia, un vecino de Los Ángeles, James Otis, de 52 años en aquél entonces, escondió un zapapico en la funda de una guitarra, se colocó casco, peto y gafas de obrero. Aborrecía al candidato, permitió ser gravado y entrevistado mientras destrozaba la estrella y cada una de las 11 letras del nombre del hoy presidente estadounidense. Entonces pagó cuatro mil 400 dólares y 20 días de trabajo comunitario.
James Otis en 2016 y Austin Clay en 2018, han dado una bofetada de ida y vuelta al ego del personaje que cree que el mundo entero ha de someterse a su infame y sociópata capricho. El odio que genera se le regresa ahora. El que despotrica, humilla, amenaza y somete sin misericordia (a quien se deje). Quien desde su campaña ha sembrado odio, racismo, homofobia y crueldad al enjaular niños separados de sus padres. Hasta Hitler llevaba control de nombres y destino de sus víctimas, Trump no sólo los enjauló, ahora no logra encontrar a más de 700 niños, los pequeñitos no saben responder a la pregunta ¿cómo se llama tu papá? “papá”, ¿y tu mamá? “mamá”, ya reculó diciendo que las familias estarían juntas (enjauladas) y que el muro debe terminarse cuanto antes.
La paradoja es que el presidente siniestro, de mente retorcida y binaria (lo más bajo en la evolución humana), que envía tweets a la hora que despierta y según el humor que tenga cada día, aún no asume la realidad que en EU aumentan los ciudadanos que no lo quieren. Los países que visita lo toman con hilaridad, como la botarga en Londres. El que se cree soberano del mundo hace el ridículo al país que vaya. Y los dignatarios de Estado a cómo ven dan, sin dejarse intimidar.
Esta segunda vez que su nombre, “su estrella”, han sido destruidos; todo el hemisferio oriental y toda América Latina desean ver como buen presagio que su pretendido segundo mandato presidencial en EU es algo que no ocurrirá.
¡Decídete a ser feliz hoy!