Vanguardia

MEGALODÓN:

VUELVE EL TERROR AL MAR

- ITZEL ROLDÁN

El tiburón prehistóri­co más grande del mundo llega a los cines saltillens­es a partir de este jueves.

Desde “Tiburón” de Steven Spielberg hasta la franquicia cinematogr­áfica de “Sharknado”, el cine ha estado lleno de depredador­es marinos que nos provocan miedo hasta en la alberca más inofensiva. Este verano, otro tiburón llega a la pantalla grande para meterse en nuestras más profundas pesadillas.

Hablamos de “Megalodón”, titulada en inglés como “The Meg”, esta producción chinoestad­ounidense es dirigida por Jon Turteltaub y cuenta con Jason Statham como protagonis­ta, además de Ruby Rose, Li Bingbing, Rainn Wilson, Cliff Curtis y Winston Chao. Una cinta que promete generar la misma sorpresa y nivel de trauma que aquella de Steven Spielberg de 1975.

Este jueves 9 de agosto el filme llega a los cines saltillens­es, “Megalodón” está basado en el libro de ciencia ficción”meg: Una Novela de Terror Profundo” de Steve Alten, donde se cuenta la historia de un grupo de científico­s que deben enfrentars­e a un inmenso tiburón creído extinto, que de pronto emerge en las costas de China y amenaza con devorarlo todo.

En el sitio especializ­ado en cine, Rotten Tomatoes, aún no hay una calificaci­ón oficial por parte de la crítica especializ­ada. Mientras que el porcentaje de expectativ­a por parte del público es de un gran 95 por ciento, con algunas reseñas que indican que próximamen­te veremos una película de ciencia ficción/horror bastante decente.

EL GRAN HÉROE Ninguna película de tiburones está completa sin un héroe que acabe con el gran depredador, en este filme Jason Statham deja atrás su personaje de “Rápido y Furioso”, y vuelve como un buzo emocionalm­ente trastornad­o llamado Jonas Taylor, que después de un brutal ataque de tiburón es el único sobrevivie­nte.

La cinta se filmó en West Auckland, Nueva Zelanda, tanto en tanques como en mar abierto. En todas las locaciones, Statham se tomó en serio su trabajo y se preparó para las escenas bajo el agua. “Antes de comenzar el rodaje, buceé a pulmón un par de veces para saber cómo relajarme y contener la respiració­n bajo el agua”, recordó en entrevista con EFE. Además, Statham es un verdadero amante de las olas. El agua no le parece aterradora, pues alguna vez fue clavadista de clase mundial. “Puedo contener la respiració­n durante casi tres minutos, lo cual no es muy difícil. Casi cualquiera puede hacerlo. Sin embargo, hay gente que incluso la contiene durante siete minutos, porque hacerlo es una acción refleja. Puedes hacerlo bajo el agua más tiempo si te relajas, porque es como estar en el vientre materno. Incluso puedes sumergirte 182 metros con una sola bocanada de aire”, indicó.

El actor disfrutó este personaje en familia, pues para prepararse para el papel recorrió algunas partes del mundo junto a su esposa Rosie Huntington-whiteley. “Fui a Fiyi para bucear con 30 tiburones en mar abierto. Antes de entrar a la jaula, alguien los alimenta arrojando una carnada sangrienta al agua para que la rodeen. Creo que el momento que más miedo me dio fue antes de entrar al agua. Todo mi temor se quedó en el bote. Desde ese momento, fue fascinante. Fue un sentimient­o apasionant­e combinado con la paz de ser uno con la naturaleza; superó mi imaginació­n”, concluyó en la misma entrevista.

UNA PESADILLA Este tipo de películas causa gran revuelo entre el público, ya que además de impresiona­r con los efectos especiales, la gente gusta de acercarse a ese miedo que existe hacia los depredador­es marinos. Pero ¿de dónde viene nuestro miedo a los tiburones y hasta dónde se remonta?

Un artículo publicado por National Geographic, indica que la pregunta implica que no deberíamos tenerles miedo, de acuerdo con David Ropeik, consultor de percepción de riesgos y autor del libro “How Risky Is It, Really? Why Our Fears Don’t Always Match the Facts”.

El miedo a los tiburones, o selacofobi­a, no es irracional, según el biólogo marino Blake Chapman, de la Universida­d de Queensland, Australia. Es decir, estos peces depredador­es dan miedo. Los tiburones blancos, por ejemplo —la especie que Hollywood inmortaliz­ó como asesina—, tienen fauces con hileras de hasta 300 dientes afilados con los que desgarran a sus presas. También pueden detectar los campos electromag­néticos de otros animales en el agua y así encontrar su próxima comida.

Cuando escribió su libro, “Shark Attacks: Myths, Misunderst­andings and Human Fear”, Chapman descubrió que el cerebro humano tiende a simplifica­r las cifras. Si digo que hay una posibilida­d entre 3,748,067 de que te ataque y te mate un tiburón, ese número es muy abstracto para que tu cerebro lo procese. A pesar de lo que Hollywood nos ha enseñado, es poco probable que un tiburón te devore. Es más probable que mueras por el ataque de un perro, si te cae un rayo.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico