Vanguardia

BUSCAN A LOS NIÑOS PINTORES DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE MÉXICO

EXISTE UN PROYECTO PARA LOCALIZAR A LOS PEQUEÑOS ARTISTAS QUE EN 1968 LLEGARON DE TODO EL MUNDO PARA PONERLE COLOR A LAS OLIMPIADAS QUE MARCARON AL PAÍS

- Excélsior

CIUDAD DE MÉXICO.- Junto con los atletas que arribaron a México en 1968 para participar en los Juegos Olímpicos, venía también una delegación infantil. Doscientos niños de 127 países de todo el mundo llegaron para pintar 120 murales y realizar instalacio­nes sonoras en el Bosque de Chapultepe­c. Medio siglo después, México busca por todo el mundo a los autores de esas obras.

Desde febrero, el Patronato Ruta de la Amistad, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y la Agencia Mexicana de Cooperació­n Internacio­nal para el Desarrollo (AMEXCID) trabajan junto con las embajadas de México en el mundo y con medios de comunicaci­ón locales, para ubicar a los pequeños artistas, explica Luis Javier de la Torre, presidente del organismo que conserva y difunde el legado de la Olimpiada Cultural de México 68.

Para los Olímpicos, dice De la Torre, México organizó 20 programas culturales. Uno de ellos fue el Festival de la Pintura Infantil, que coordinaba Susana Esponda y que consistió principalm­ente en lanzar una convocator­ia mundial para que desde todos los rincones del planeta se enviaran a México dibujos hechos por niños, con un tema que titularon: “Un mundo de amistad”. En total llegaron mil 200 dibujos en diferentes tamaños, soportes y técnicas, pero, mucho más cerca ya del inicio de la justa deportiva, el anfitrión decidió además invitar a 200 niños que fueron arribando con los atletas.

“El proyecto fue tan importante que existía una Villa Olimpica deportiva, una de jueces y una infantil que estuvo en el Internado México Acoxpa”, dice De la Torre. A la par del desarrollo de las competenci­as deportivas, los dibujos se exhibieron en el Auditorio Nacional, que fue sede de la gimnasia; los murales, por su parte, inauguraro­n el uso de las Rejas de Chapultepe­c como galería al aire libre y se expusieron ahí hasta que concluyero­n los Juegos.

“Cuando se terminan los Olímpicos, estaba el tema de querer cerrar de manera muy rápida, tomaron todos los dibujos y los echaron a una bodega junto con los murales; así estuvieron dos años. Cuando se construyó el Hospital de Pediatría (en 1971) —en avenida Del Imán, con un proyecto de Pedro Ramírez Vázquez–, lo más lógico fue colocarlos ahí, pero era tal la cantidad de dibujos que hubo hacinamien­to de obra y los murales de 2.5 por 2.5 metros quedaron en los pasillos, se pusieron en donde se pudo”, explica.

A partir de su surgimient­o, en 1998, el Patronato Ruta de la Amistad se encargó de rescatarlo­s y, a través de un convenio, Pediatría les entregó parte de las obras. En total se conservan 493 dibujos, 13 aún en poder del hospital, y 32 murales, de los cuales 25 todavía cuelgan de los muros de Pediatría. El lugar, sin embargo, afirma De la Torre, no fue el mejor para las piezas: “El primer año era precioso el hospital y después del quinto o sexto año comenzaron a ser parte del paisaje, pero de repente hubo que pintar un muro y se caía un cuadro y no importaba, se tiraba. No hubo ningún cuidado, no estaban inventaria­dos, se perdieron o se pusieron otros cuadros encima, se fueron degradando”.

SE BUSCAN

La búsqueda de los niños pintores comenzó en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 donde se montó una exposición sobre la Olimpiada Cultural mexicana. “Una parte de esa exposición fue encontrar a los niños brasileños, hoy adultos. Nos asociamos con la Embajada de México en Brasil, con la televisora O Globo y con el Comité Organizado­r: el resultado fue que encontramo­s a cuatro de cinco niños que participar­on. Uno era el embajador de Brasil en Portugal; otro, cónsul de Brasil en Los Ángeles, y había también una arquitecta y una maestra”.

Con motivo del 50 aniversari­o de México 68, la idea creció y comenzó la búsqueda de los niños en el resto del mundo. “Obviamente ya no es de los 127 países, porque muchos dibujos se perdieron y solamente hay de 47 países, pero las embajadas de México han estado trabajando para encontrarl­os y resulta que han aparecido”, relata De la Torre. Además de Brasil, dice, han aparecido dibujantes de Argentina, Austria, Chile, Finlandia, Ghana, Noruega, Rumania y Turquía:

“Lo que estamos haciendo es encontrar a estos niños para celebrar México 68”, pero también para conformar, medio siglo después, una exposición que se pretende inaugurar el 11 de octubre próximo (un día antes de la conmemorac­ión 50 del inicio de los Juegos) en dos sedes: la de los dibujos y los testimonio­s de sus autores en el Centro Cultural El Rule, y la de los murales en el Espacio CDMX del Bosque de Chapultepe­c, como parte de Design Week.

El patronato, dice su presidente, quiere mostrar toda la colección de dibujos y murales que han sobrevivid­o, por lo que han solicitado a la dirección del Hospital de Pediatría la custodia de las obras que aún tiene en su poder. La Secretaría de Salud federal se ha comprometi­do a revisar el caso y, de solucionar­se favorablem­ente, la colección completa, agrega, podría restaurars­e y conservars­e en un espacio más adecuado. En Pediatría están aún los murales que hicieron niños de Corea y Reino Unido, países que han puesto interés en el proyecto y que esperan encontrar muy pronto a sus pequeños artistas.

Lo que estamos haciendo es encontrar a estos niños para celebrar México 68”.

Luis Javier de la Torre, presidente del organismo que conserva y difunde el legado de la Olimpiada Cultural de México 68.

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