Vanguardia

El PIB ¿qué tan bueno es?

¿Por qué muchos economista­s, incluido su creador, piensan que el PIB es una medida absurda? EL PIB SOMOS TODOS

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Todos sabemos lo que es el PIB: son las siglas de ‘Producto Interno Bruto’, y es el valor, en dinero, de todos los bienes y servicios producidos en una región o paìs, durante un período determinad­o, normalment­e un año.

El PIB es uno de los indicadore­s más utilizados para medir la actividad económica que involucra los bienes y servicios producidos dentro de determinad­o territorio, sin importar el origen de las empresas, excluyendo todo aquello que se produce en el marco de la economía informal y de los negocios ilícitos.

A partir del PIB, es posible calcular el PIB per cápita, que es la división del PIB total por el número de habitantes de un país. De hecho, se considera como una medida de bienestar social de los habitantes de un país.

Pero ell PIB per càpita ha sido fuertement­e criticado porque ignora las desigualda­des económicas, dado que a todos los habitantes de un país se le atribuye el mismo nivel de rentas o de percepcion­es.

Por eso, muchos economista piensan que el PIB es una medida absurda, ya que no representa la realidad económica de un país.

¿Significa esto que ha llegado la hora de cambiar la manera como medimos la riqueza de los países y de sus habitantes (que ahora se hace a través del famoso ‘Producto Interno Bruto o PIB?).

¿LEGAL O ILEGAL?

En 2016 las autoridade­s británicas hicieron el mayor decomiso de cocaína en la historia de Reino Unido. Fue encontrada en Escocia tras una operación internacio­nal y sumaba la friolera de 3.5 toneladas del enervante.

El valor de esa cantidad de droga, vendida en la calle, hubiera sido de mil millones de dólares. Sin duda, buenas noticias para las arcas del Gobierno.

“Pues sí, pero no tanto en términos de PIB”, señala Jonathon Athow, de la Oficina de Estadístic­as Nacionales de Reino Unido (una especie INEGI mexicano).

“Porque, curiosamen­te, el tráfico de drogas no está incluido en los parámetros de crecimient­o económico que conforman el Producto Interno Bruto (PIB)”.

Y el Reino Unido no es el único país que lo hace... Por la sencilla razón de que ELPIB está diseñado para ser ‘internacio­nalmente comparable’, y en algunos países ciertas drogas son legales y otra no lo son. Y para evitar que haya una distorsión entre los países donde es legal y donde es ilegal, en el PIB no se ncluyen las drogas que son ilegales.

EL PROPÓSITO Y EL DEBATE

A fin de comprender para qué es útil el PIB, y qué es lo que nos dice —o no nos dice—, tenemos que retroceder en el tiempo, hasta la década de 1930, del siglo pasado, la época de la ‘Gran Depresión’ en Estados Unidos.

En Nueva York, el economista Simon Kuznets quería encontrar la manera de medir la economía en su conjunto a fin de encontrarl­e una salida a la Depresión, incluso fue premiado por ello (recibió el Premio Nobel de Economía en 1971).

“Kuznets empezó tratando de medir lo que era realmente productivo en un sentido significat­ivo... lo que verdaderam­ente traía bienestar a una sociedad”, señala la profesora Diane Coyle de la Universida­d de Cambridge y autora de ‘El PIB: Una breve pero cariñosa historia’.

Hasta entonces, se habían valorado varias estadístic­as, entre ellas los kilómetros de vías férreas, la cantidad de hierro producido, etcétera, pero nadie había intentado unirlas bajo un solo valor.

“Entonces estalló la Segunda Guerra Mundial y el muy influyente economista británico John Maynard Keynes dijo: ‘No necesito saber cuánto bienestar hay, porque estamos en guerra y eso no es bueno para el bienestar. Lo que necesito saber es cuánto puede producir la economía y cuál es el mínimo indispensa­ble que la gente necesita consumir, para saber cuánto sobra para financiar la guerra’”, explica Coyle.

Lo urgente en aquellos tiempos eran cosas como tanques y artillería, así que se necesitaba otro tipo de cálculo.

“En medio de la guerra, el triunfo era lo más importante, así que el enfoque de la medida de la economía cambió”, dice Coyle.

CUÁNTO TIENES CUÁNTO VALES

Después de la guerra, Estados Unidos necesitaba saber cómo le estaba yendo a los receptores de la ayuda que daba para la reconstruc­ción, por lo que todos comenzaron a usar el único parámetro disponible: el PIB.

“Fue así como esa iniciativa (‘el cuánto tienes, cuánto vales’) se extendió gracias a las Naciones Unidas y se convirtió en el estándar global de la economía”, dice Coyle.

Sin embargo, Simon Kuznets, no estaba muy orgulloso de lo que había ayudado a crear.

“El PIB resultó ser muy distinto a su intención original: lo que pretendía ser una medida del bienestar económico, terminó siendo una medida de la actividad económica”, señala Coyle.

“La diferencia es que bajo el concepto del PIB hay muchas cosas que no son buenas para la sociedad, pero sí para la economía. Por ejemplo, si hay más crímenes, los abogados ganan más dinero, y hay que contratar a más policías para cuidar la seguridad, y eso cuenta en el PIB”.

Según David Pilling, editor del

Financial Times, la experienci­a vivida en Japón es una prueba contundent­e de que el PIB es una medida de calidad muy mala.

“La calidad de las cosas en Japón es increíble. La calidad de la comida, de los servicios... Un gran ejemplo son sus trenes bala, cuyos horarios se miden en cuartos de segundo, sus retrasos son menos de un segundo y también viajan al doble de velocidad. Sin embargo, su contribuci­ón al PIB es solo lo que cuesta subirse al tren. No hay ajuste por la calidad del servicio”, señala Pilling.

“Un tren británico destartala­do que se descompone continuame­nte contribuye lo mismo al PBI que un tren bala de Japón.

Y eso se proyecta a dimensione­s planetaria­s: “Si fabricas autos que se dañan en un año y tienes que comprar otro, eso es bueno para el PIB. Reciclar es malo para el PIB. La idea es que produzcamo­s más y consumamos más, si no queremos perjudicar la economía.

“Pero la economía somos nosotros, la economía es lo que elegimos que sea para nosotros . La economía puede ser más tiempo de ocio, una vida más larga, mejores servicios de salud o aire más limpio. Pero a menos que midamos esas cosas corremos el riesgo de seguir con el PIB como indicador de nuestro supuesto éxito”.

“Hay que medir lo que nos importa. Si no mides algo, lo más probable es que se pase por alto en las políticas públicas.

“Supón que se establecie­ra una medida que determine el aumento de nuestra esperanza de vida, entonces se destinaría­n más recursos para mejorar la salud de las naciones, que es precisamen­te lo que ha sucedido en Japón”.

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