Acuerdo México-ee.uu. ¿Tenemos TLCAN 1.5?
Conforme a lo previsto, ayer concluyeron finalmente las negociaciones bilaterales entre México y Estados Unidos relativas al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) pero, aunque esa es una buena noticia, lo cierto es que el proceso de relanzamiento del acuerdo aún no concluye.
Y es que, aún cuando la parte más compleja –la relativa a la negociación con el gobierno de Donald Trump– ha sido superada, los acuerdos alcanzados no incluyen al tercer socio comercial de la región: Canadá.
¿Qué tan importante es que el país de la hoja de maple siga en el acuerdo trilateral negociado hace un cuarto de siglo? El Gobierno de México ha sido claro al respecto: prefiere un acuerdo trilateral que sólo un pacto con los Estados Unidos.
Los gobiernos de ambos países han anunciado que hoy mismo podría incorporarse a las negociaciones la delegación canadiense a fin de negociar un acuerdo trilateral a partir de los acuerdos que ya han sido alcanzados y que pusieron fin a un largo período de tensión en el cual se pasó –por parte de la administración Trump– de considerar “un desastre” el TLCAN, a señalar que se ha concretado un “magnífico acuerdo”.
La conclusión de las negociaciones bilaterales sin duda infunde tranquilidad a los mercados y eso se reflejó ayer mismo en el tipo de cambio, así como en las declaraciones de diversos sectores, particularmente el automotriz que constituyó el más importante escollo en el proceso.
Hay buenas razones para que se celebre el final de las negociaciones, pues aún cuando el alcanzado no es el mejor resultado posible –mucho menos el deseable– es mejor que mantener la incertidumbre respecto de la posibilidad de que el acuerdo en su totalidad se diera por concluido.
Habrá que ver todavía cómo se desarrollan las negociaciones con Canadá cuya cancillería ha adelantado que sólo firmará un pacto “que sea bueno” para su país, especialmente para su clase media. Y si al final el TLCAN termina siendo sustituido por acuerdos bilaterales hará falta entender bien las repercusiones que eso tendría para México.
No hace falta ser un experto en negocios internacionales para tener claro que el grueso del intercambio comercial, desde la perspectiva mexicana, ocurre con los Estados Unidos y por ello resultaba imperioso cerrar esta negociación con el equipo de la Casa Blanca. Pero tampoco es necesario ser demasiado perspicaz para entender que un acuerdo entre tres países resulta mejor que dos acuerdos bilaterales.
Por ello cabría esperar que el talento mostrado por la delegación mexicana para superar el escollo que implicó relajar la inflexible postura inicial de la administración de Trump, sirva también ahora para que el TLCAN 2.0, que se consideró posible a partir de la renegociación, no termine en una empobrecida versión 1.5.
Ya se hizo lo más difícil. Toca ahora emplear el resto de las energías en poner sobre la mesa las ventajas de que las tres naciones sigan considerándose una sola región, a partir de un acuerdo del cual todos podamos sacar ventaja.
Toca ahora emplear el resto de las energías en poner sobre la mesa las ventajas de que las tres naciones sigan considerándose una sola región