Anule sus males
El ejercicio mejora la condición física y eleva los sentimientos de bienestar. Es la mejor medicina contra todo tipo de achaques —físicos y psicológicos.
El ejercicio es uno de los mejores regalos que usted puede darse a sí mismo/a. Construye fuerza, le da flexibilidad, aleja la obesidad, le hace ver más joven y le ayuda a prevenir padecimientos crónicos como la alta presión sanguínea, la diabetes y la enfermedad de las arterias coronarias.
La actividad física no sólo le hará sentir más vitalidad, sino que las personas que se ejercitan pueden incluso experimentar una sensación permanente de bienestar, sin importar si tienen 30 u 80 años de edad.
Y esto no solamente contribuye a mejorar el ánimo y a reducir la ansiedad, también ayuda a prevenir o liberarse de la depresión.
Todos los que se ejercitan de manera regular coinciden en que el ejercicio hace que uno se sienta bien, tanto del cuerpo como de la mente.
EL MEJOR ANTIDEPRESIVO
En los últimos 30 años, los científicos se han interesado más que nunca en los efectos que provoca la actividad física en la salud mental. Es difícil establecer si los beneficios físicos del ejercicio son mayores que los beneficios mentales, porque es más fácil medir lo que sucede en el cuerpo que lo que sucede con las emociones. Pero la investigación muestra que el ejercicio regular no sólo mejora el estado de ánimo, sino que puede aliviar e incluso borrar la depresión.
Si usted es una de las personas que sufren depresión, considere las siguientes sugerencias: Empiece a ejercitarse aunque sea de manera suave y lenta. Los expertos dicen que para una persona que se encuentra deprimida no es fácil involucrarse en una rutina de ejercicios. Pero ese es precisamente el monstruo a vencer. Y para ello usted necesita comenzar a ejercitarse. Una vez que haya iniciado una rutina, aumente de manera gradual el tiempo que dedica a ejercitarse. Por ejemplo, si comienza con 20 minutos diarios, quédese en ese tiempo durante un mes y luego suba 5 minutos cada semana hasta llegar a 45 o 50 minutos diarios. Aunque a veces se sienta desanimado y sin ganas de ejercitarse, haga un esfuerzo por mantenerse en la rutina elegida. Recuerde que usted está haciendo esto por su propio bienestar. El ejercicio le hará notar y sentir cómo cambia su estado físico y mental, lo cual es muy estimulante. Quizá por ello el ejercicio provee de tantos beneficios psicológicos para el que los practica. Cualquier ejercicio hecho de manera regular puede ayudar. Si a usted no le gusta el trote ni levantar pesas, busque otra actividad. Pruebe caminar, nadar o pasear en bicicleta. Pero según los expertos, las pesas son una de las mejores opciones, ya que cualquiera, a cualquier edad puede adaptarse a ellas; así que no descarte la posibilidad. Nadie sabe con seguridad cuánto ejercicio es suficiente para sentirse bien, pero la mayoría de los que lo practican dedican de 40 a 60 minutos tres a cuatro días a la semana, y más días si es posible. Por supuesto, es más fácil decirlo que hacerlo, pero la recompensa viene con la persistencia. Es muy recomendable que escoja una actividad física que lo lleve fuera de casa, ya que el ejercicio en espacios abiertos y en contacto con el ambiente natural es muy estimulante. La gente deprimida tiende a aislarse en sí misma y, a su vez, el aislamiento contribuye a la depresión, pero salir del entorno que le rodea y exponerse a otros ambientes, le ayudará a romper ese círculo vicioso. La depresión es una enfermedad tratable, pero con frecuencia requiere de tiempo y de una gran variedad de enfoques. El ejercicio quizá no pueda reemplazar la psicoterapia ni la medicación, especialmente si usted está severamente deprimido(a). Pero tampoco, nadie puede dejar que la depresión se cure sola; así que conviene intentar el ejercicio como método para alejarse de los estados que lo trastornan.
EL EFECTO PSICOLÓGICO
Cualquier tipo de ejercicio, desde correr y nadar hasta levantar pesas, proporciona un enorme sentido de control y de disciplina.
Además el ejercicio puede servir como distracción y como una manera de excluir las ansiedades y las preocupaciones diarias.
Quizá no todos se emocionen con el ejercicio, de hecho, si usted no está obteniendo ningún placer de lo que hace, los expertos dicen que, si ese es el caso, debería intentar una actividad diferente —o cambiar el lugar donde se ejercita.
De todos modos tome en cuenta lo siguiente:
Correr en la caminadora no es tan gratificante como dar una caminata por las afueras o alrededor de una plaza. Si usted tiene acceso a algún gimnasio, invierta algo de tiempo en el entrenamiento con pesas. O, mejor aún, compre su propio equipo. Si siempre se ejercita con pesas, vea qué sucede cuando alterna con ejercicios aeróbicos. ¿Se siente mejor alternando aeróbicos con anaeróbicos? En fin, si usted insiste, encontrará que sus ejercicios no sólo mejoran el estado de ánimo, sino que lo hacen más saludable en todos los sentidos.
De ello no hay la menor duda.
UN MAL DEL SEDENTARISMO
La gente nunca fue tan gorda como ahora. Durante miles de años el ser humano tuvo una existencia bastante esbelta. Eran los tiempos en que la inmensa mayoría de la gente vivía en el campo, lo que quiere decir que había que sudar para subsistir. Luego comenzaron a aparecer los pueblos y las ciudades, y con ellos las comodidades de la vida moderna. Entonces el humano se sentó y comenzó a disfrutar de los placeres de la comida y la bebida. Los resultados de esa conducta han derivado en una desproporcionada cantidad de gente pasada de peso, con la respectiva secuela de enfermedades crónicas asociadas a la vida sedentaria. Si el exceso de peso se calificara como “enfermedad”, entonces sería fácil concluir que la obesidad es el principal padecimiento con el que la humanidad se enfrenta al siglo 21.
¿Por qué hay tantas personas con sobrepeso? No existe una respuesta única a esta pregunta, pero los villanos más mencionados son el sedentarismo y al exceso de calorías.
No obstante, algunos casos de obesidad son tan exagerados que no se pueden explicar tan sólo con el estilo de vida. Lo que quiere decir que el villano podría ocultarse en los genes.
Sin embargo, los expertos dicen que lo peor que usted podría hacer si está pasado de peso, es conformarse con su genética y dejar de intentar un mejor control sobre lo que lo está llevando a aumentar su “kilaje”.
En enero de 1995 investigadores de la Universidad Rockefeller (Nueva York) anunciaron que habían logrado aislar un gene que facilita la gordura, lo cual le ha quitado a mucha gente un gran peso de encima .
Esto hará que mejore la autoestima de muchos obesos, que a partir de ahora sentirán que su condición no obedece solamente al resultado de su pobre fuerza de voluntad.
Los genes pueden hacer a una persona susceptible a aumentar de peso con cierta facilidad, pero el medio ambiente es lo que provoca que eso ocurra.
Lo cual nos lleva a la misma conclusión: la genética juega un papel importante en la obesidad, pero el estilo de vida es lo que le hace engordar.
En otras palabras, es posible que la genética pueda explicar la obesidad; pero la proliferación de comida rápida lo puede explicar de una manera más convincente.