Vanguardia

PARA DAR Y TENER, SESO ES MENESTER

- JUAN ANTONIO GARCÍA VILLA

Con ligerísima­s variantes, Cervantes cita un par de veces este refrán. Ambas aparecen en la segunda parte de la genial novela y en las dos ocasiones el refrán lo dice Sancho. La otra es en II, 43, donde lo menciona así: “El dar y el tener, seso ha menester”.

Luego de abandonar el castillo de los Duques, habiendo andado poco más de una legua, don Quijote y Sancho encuentran a una docena de hombres vestidos de labradores que comían. Tenían junto a ellos unas como sábanas blancas con que cubrían algo. Resultaron ser imágenes de relieve y entalladur­a, que don Quijote pide ver. La primera fue la de San Jorge, caballero andante. Y la siguiente la de San Martín. Don Quijote dice entonces:

“Este caballero también fue de los aventurero­s cristianos, y creo que fue más liberal que valiente, como lo puedes echar de ver, Sancho, en que está partiendo la capa con el pobre y le da la mitad; y sin duda debía de ser entonces invierno, que si no le diera toda, según era de caritativo”.

“No debió de ser eso –dijo Sancho–, sino que se debió de atener al refrán que dicen: para dar y tener seso es menester”.

El refrán recomienda que tanto en lo relativo, al tener como en lo concernien­te al dar, siempre es necesario ser prudentes. Es lo que quiere dar a entender Sancho al insinuar que como era invierno, San Martín sólo regaló al mendigo la mitad de su capa y él se reservó la otra mitad, en previsión de que el frío arreciare.

Hacia mediados del Siglo 16, Sebastián de Horozco glosó este refrán así: Cosas hay en que conviene / que el hombre dé y que retenga / porque tiempo después viene / que con lo que así retiene / hará lo que convenga.

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