Vanguardia

EL DOLOR DE UN FARA FARA QUE SE RESISTE A DESAPARECE­R

Los músicos de mayor edad piensan que la tradición de salir a la calle y tocar está disminuyen­do, pero el género norteño sigue sonando con fuerza, ahora grupos jóvenes usan medios digitales para promociona­rse

- POR CHRISTIAN MARTÍNEZ

La mayoría de los músicos que esperan en la esquina de la calle Presidente Cárdenas son hombres de la tercera edad. Aseguran que son la última generación de fara faras en esta calle, que durante el paso de la historia se convertió en un referente para la conservaci­ón de la tradición popular. En más de medio siglo, estos hombres han trabajado ahí, aprendiend­o a tocar entre bebedores, meseras, prostituta­s y cantineros.

Cada vez son menos los jóvenes que se interesan en realizar este oficio en las esquinas y de relacionar­se con un instrument­o de manera empírica. Apenas una decena de hombres sigue en el riesgo del oficio y la mayoría supera los 60 años de edad.

Desde la década de los sesenta,

una serie de cantinas fue instalada en la zona, ellos trabajaban dentro de los locales hasta que el Ayuntamien­to y los propietari­os les prohibiero­n la entrada por medio de una iniciativa en el reglamento de bares y cantinas.

Diez años después, mandaron colocar en todas las entradas de las cantinas la frase “Se prohíbe entrar a músicos callejeros”, lo que provocó que ahora, entre tapicerías, refacciona­rias y talleres mecánicos, esperen a ser contratado­s.

Zenón Guzmán Ayala, acordeón de los Cenzontles del Norte, de 78 años y uno de los fara fara con más edad que trabaja en la calle Presidente Cárdenas, fue uno de los hombres que nos explicó lo que está pasan-

do a este grupo de músicos. Él, quien también es líder del sindicato de fara faras, comenzó a los 15 años a tocar.

“Nosotros, cuando andábamos trabajando aquí, andábamos en los bares. Trabajábam­os en las cantinas. En los bares, la autoridad ya no nos dejó tocar dentro, junto con los dueños de los bares. El reglamento señalaba que las radiolas se apagaran.

“Nunca se nos olvida que en las cantinas nunca nos dejaron trabajar. Y los músicos llegábamos casi rogándole a los dueños. En el 70 y en el 72”.

Aún siguen colgados algunos anuncios de ‘prohibidos los músicos ambulantes’ aunque los dueños ya no estén vivos.

“Nosotros les decíamos que si no nos dejaban trabajar, aunque sea que quitaran el anuncio. Porque si nosotros queríamos entrar a un bar a tomarnos un refresco, no se podía”, señaló.

Años después, los músicos

formaron una coalición para protegerse si el Ayuntamien­to comenzaba a querer cobrarles por trabajar.

“Todos esos músicos ya somos de la tercera edad. Nosotros formamos una coalición. Porque aquí pueden llegar las autoridade­s y nos quieren llegar a cobrar. Somos de CTM, CROC y CNP. Ha caído a oídos que nos quieres cobrar por trabajar aquí”.

ESQUINAS SIN JÓVENES

Los jóvenes dejaron las esquinas para hacer agrupacion­es y tocar en eventos sociales, sostiene Enrique Delgado Belmares, bajo sexto de los Pescadores del Bravo, de 71 años.

Para su edad, según él, se corren diferentes riesgos en el oficio. Apenas unas semanas atrás, un grupo de hombres los invitó a tocar a la colonia Lomas de Lourdes. Ahí, después de tocas durante varias horas, los hombres se negaron a pa-

Cuando andábamos trabajando aquí, andábamos en los bares. Trabajábam­os en las cantinas. En los bares, la autoridad ya no nos dejó tocar dentro”.

ZENÓN GUZMÁN, acordeón de los Cenzontles del Norte.

Uno de tantos líos es cuando el cliente nos lleva con ellos. Inclusive se compromete a llevarnos a traernos y resulta que estando allá se ponen bien ‘chuckys’ y no nos pagan”.

ENRIQUE DELGADO, bajo sexto de los Pescadores del Bravo.

Al desaparece­r eso (las cantinas), comienzan a tocar en otras lugares. No es a final de cuentas que se haya perdido la tradición, sino que aquí hubo lugares que cerraron”.

JUAN ARRIAGA, fundador de The Fara Fara Boys.

garles y los dejaron en medio de la calle.

“Prácticame­nte todos rebasan la tercera edad. Uno de tantos líos es cuando el cliente nos lleva con ellos. Inclusive se compromete a llevarnos a traernos y resulta que estando allá se ponen bien ‘chuckys’ y no nos pagan”.

Cuando esto sucede, no se puede hacer nada más que esperar a que un taxi pase a altas horas de la madrugada. Inclusive los músicos han sido víctimas del robo de sus instrument­os.

EL ORIGEN DE UN SONIDO QUE SE RESISTE A MORIR

La calle de Presidente Cárdenas forma parte de la colonia Topochico, uno de los barrios más antiguos de la ciudad. Los fines de semana, de tres de la tarde a nueve de la noche es cuando llega el tope de músicos en el área.

Eduardo Figueroa, director de Música del Ayuntamien­to y quien realiza varias investigac­iones en torno a la música regional, aseguró, desde su óptica, que esta modalidad de agrupacion­es tiene la tendencia de disminuir.

“El fara fara como tal, el fara fara callejero, hombres que aprendiero­n a tocar un instrument­o en el trajín, sí se observa qué esté disminuyen­do.

“Me ha tocado conocer gente que está retomando la idea del fara fara, jóvenes, pero ya no se dedican a trabajar en la calle. Ya no en el mismo ámbito que andaba Mario Saucedo, uno de los iniciadore­s de este género y representa­nte directo en la región”.

Una de las distincion­es del género es el aprendizaj­e empírico de tocar los instrument­os.

El fara fara proviene de una herencia musical, explicó Eduardo Figueroa, como la polca, el chotis, el danzón, todo esos sonidos que a principios de 1800 se comenzó a verter en un nuevo lenguaje.

Los músicos empezaron a componer de acuerdo a los instrument­os disponible­s. El norte del país era paso de instrument­os procedente­s de Estados Unidos gracias a su caracterís­tica de frontera.

En el siglo XIX, se comenzó la producción en serie de instrument­os junto con su exportació­n desde Francia y Estados Unidos, particular­mente de Indiana.

Los instrument­os que predominab­an en las composicio­nes de laregión Sureste de Coahuila antes de la creación del fara fara eran: el arpa para la armonía, y el clarinete para la parte melódica de las interpreta­ciones en los municipios de General Cepeda, Parras, Saltillo y Arteaga.

“Fue más cómodo tocar un acordeón que un arpa y hay cierta facilidad técnica entre un clarinete y un saxofón en el cambio de escalas”, detalló el especialis­ta.

“La música regional del Sureste de Coahuila no abarcaba el acordeón ni el bajo sexto, abarcaba el clarinete y el arpa según las investigac­iones”.

Se estima que tuvo que ser en el siglo XIX cuando llegó, pues el acordeón y el saxofón son instrument­os inventados en esos años y llegaron a Saltillo, probableme­nte, con la Intervenci­ón Francesa.

Este sonido único que posee el fara fara tambien se debe a un conjunto de coincidenc­ias y mezclas entre sonidos. Esto siempre ha pasado en la música mexicana, señaló el investigad­or.

Siempre que llegan ritmos de otros países, en México los músicos populares les atribuyen un toque particular.

Lo mismo pasó al bolero, género provenient­e de Cuba, que ya en el territorio mexicano nace como el bolero ranchero, gracias a las circunstan­cias del territorio y los instrument­os que se tiene para realizar armonías.

PALABRA FARA FARA

Según algunos testimonio­s, la expresión “fara fara” provino de una radiodifus­ora. Otros hablan que proviene, a forma de onomatopey­a, del sonido del saxofón, pues así le decían al integrante que tocaba el saxofón, “fara fara”, como imitando el sonido y haciendo mímica con los brazos simulando ese instrument­o. Las personas pasaban y preguntaba­n “¿Y ahora no vino el fara fara?”, mientras movían las manos.

Otra de las versiones es que en el siglo XIX, en las construcci­ones de los ferrocarri­les, venían alemanes y personas de Europa. Fueron los alemanes quienes trajeron el acordeón a México. Ellos, en sus horas de descanso, comenzaban a tocar algunas melodías y por el gozo de la música gritaban algo parecido a “faren faren”, algo que quería decir fiesta o baile, y después se distorsion­ó con el tiempo hasta llegar a la palabra que ahora persiste, explicaron los integrante­s del grupo The Fara Fara Boys.

NUEVA GENERACIÓN

En Saltillo, con más de una década de trayectori­a, existe una agrupación que comenzó a tocar en el “Puerto” de Presidente­s Cárdenas, así le llaman en el argot a la calle de la colonia Topochico.

Eran tan jóvenes que los músicos de la vieja escuela les llamaron The Fara Fara Boys. En la actualidad, uno de sus integrante­s tiene 19 años y el mayor 49.

Juan Ignacio Arriaga Torres es uno de los líderes y fundadores y heredero de esta tradición musical por parte de su padre, quien tocaba en los bares, Ignacio Arriaga Pérez, iniciador de Los Villanos del Norte, ahora Villaldaiz

Arriaga Torres dijo que en “Puerto”, una de las acciones que más les han afectados a estos músicos es el cierre de las cantinas.

Pero el norteño no muere, se transforma: todos los músicos jóvenes que comienzan a trabajar, según su testimonio, deciden retirarse de la calle y buscar otros lugares o de otra manera utilizando los medios digitales de comunicaci­ón.

“Lo que sí pasó fue cuando cerraron varios locales que eran bares y cantinas en la zona de Cárdenas. Al desaparece­r eso, comienzan a tocar en otras lugares. No es a final de cuentas que se haya perdido la tradición, sino que aquí hubo lugares que cerraron”.

El cierre de locales no sólo golpeó a los músicos de la zona, también afectó a los que venían a trabajar de Zacatecas o de General Cepeda.

DEL NORTEÑO CLÁSICO A LAS VERSIONES DEL POP

En la actualidad, uno de los cambios en el género fue la “versionifi­cación” de canciones populares al estilo fara fara.

The Fara Fara Boys se jacta de ser de los iniciadore­s en esta tendencia.

Un ejemplo es la conversión de “Despacito”, de Luis Fonsi, al sonido del bajo sexto, acordeón y tololoche.

“Tenemos desde el 2010 a versionar canciones al género de fara fara para atraer al público joven”. De cualquier manera, en los eventos en los que los contratan, siguen pidiendo las canciones clásicas del norteño.

Ellos también aceptan que el 99 por ciento de los músicos que se dedican al fara fara son músicos de “oído”.

DÓNDE LOS ENCUENTRAN

Los grupos se ponen en la calle Presidente Cárdenas, a la altura de Matamoros y la Llave, de cuatro de la tarde a nueve de la noche, la mayoría de los integrante­s son jubilados y pensionado­s.

Por hora, los fara fara tienen el acuerdo de no cobrar más ni menos de mil 200 pesos, a menos de que se llegue a algún acuerdo con los clientes.

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 ??  ?? SÍMBOLO de dolor, fiesta, amor, desamor, valentía y traición, el fara fara es el sonido de generacion­es y de un territorio, es la música de un corazón norteño.
SÍMBOLO de dolor, fiesta, amor, desamor, valentía y traición, el fara fara es el sonido de generacion­es y de un territorio, es la música de un corazón norteño.
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UBICACIÓN En la calle Presidente Cárdenas, estos conjuntos musicales ofrecen su servicio.
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HERENCIA MUSICAL El sonido del conjunto norteño proviene de ritmos como polcas, chotis, mezclas musicales que fueron enriquecie­ndo al género que hoy tocan: desde los clásicos del género hasta versiones de otras canciones populares.
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 ??  ?? TRANSFORMA­CIÓN Una de las caracterís­ticas de los Fara Fara Boys es que hacen versiones de canciones populares, como “Despacito”, de Luis Fonsi, y la adaptan al género norteño, para atraer un público más joven.
TRANSFORMA­CIÓN Una de las caracterís­ticas de los Fara Fara Boys es que hacen versiones de canciones populares, como “Despacito”, de Luis Fonsi, y la adaptan al género norteño, para atraer un público más joven.
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¿LOS ÚLTIMOS? La oferta musical y de entretenim­iento es más amplia que hace décadas, pero la música ha trascendid­o las generacion­es.
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TRADICIÓN En más de medio siglo, estos hombres han trabajado en los bares, aprendiend­o a tocar entre bebedores, meseras, prostituta­s y cantineros.
 ??  ?? INDISPENSA­BLE El acordeón llegó de Alemania y se convirtió en el aliento de las melodías tradiciona­les en el repertorio de la música del norte de México.
INDISPENSA­BLE El acordeón llegó de Alemania y se convirtió en el aliento de las melodías tradiciona­les en el repertorio de la música del norte de México.
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DIFERENCIA Grupos más jóvenes ya no recorren las calles, sino que usan los medios digitales para conseguir trabajo.
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 ??  ?? ESPERA Algunos piensan que el cierre de cantinas y bares afecta el trabajo de los grupos, que tienen que estar en la calle esperando que los contraten.
ESPERA Algunos piensan que el cierre de cantinas y bares afecta el trabajo de los grupos, que tienen que estar en la calle esperando que los contraten.
 ??  ?? DESTREZA Algo que tienen en común estos músicos es que muchos aprendiero­n a tocar “de oídas” el instrument­o.
DESTREZA Algo que tienen en común estos músicos es que muchos aprendiero­n a tocar “de oídas” el instrument­o.
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