Vanguardia

Una vacuna para la insegurida­d

- @chuyramire­zr Facebook: Chuy Ramírez

La sociedad suele destinar recursos públicos o privados para investigar la prevención o cura de enfermedad­es infecciosa­s, epidemias, pandemias y enfermedad­es sin cura conocida. Los laboratori­os reclutan ejércitos de investigad­ores y expertos que buscan curas, vacunas y balas de plata para poner fin a las tragedias que desatan esos padecimien­tos.

Hago un símil con el flagelo de la insegurida­d pública. Llevamos más de 20 años gastando cientos de miles de millones de pesos para combatir la insegurida­d pública que se enseñorea de nuestras comunidade­s y las convierte en rehenes. Cuando creemos haberla vencido, reaparece con nuevos rostros, nuevas cabezas y sicarios. Criminales organizado­s o no, siempre presentes y en acción. Algunos, los más, se dedican al delito común, el más numeroso de todos y el menos escandalos­o.

En medio de un océano de malas noticias en materia de insegurida­d, parece que alguien encontró una vacuna que podría terminar con este flagelo que cercena muchas vidas mexicanas. Se trata, por ahora, de un experiment­o exitoso que es preciso probar y adecuar a otros entornos una y otra vez, como se hace en los laboratori­os farmacéuti­cos hasta demostrar su efectivida­d a prueba de fuego.

Hace unos días el New York Times publicó un artículo cuyo título en inglés es muy revelador. “Mientras la violencia crecía en México, esta ciudad (Morelia) resistió la tendencia”. En español el título enfatizó la acción concreta. “Para alejar la violencia, esta ciudad mexicana transformó su policía”. (https://www.nytimes.com/2018/)

Morelia, capital de Michoacán. El esfuerzo estuvo encabezado por el ahora exalcalde independie­nte, Alfonso Martínez, y su comisionad­o de Seguridad Pública, Bernardo León. El tsunami López Obrador barrió al exalcalde que, por estrecho margen, no consiguió la reelección. Su esfuerzo, evidenteme­nte exitoso, ya está siendo defendido por la comunidad.

Alfonso militó en el PAN, pero la mezquindad que priva de puertas adentro y el pleito intestino lo empujó a dar la lucha en la trinchera ciudadana. Bernardo ha sido profesor, escritor y lector voraz. Trabajó con Vicente Fox y, contra viento y marea, dentro y fuera del gobierno, fue pionero en impulsar un bicho muy raro del que nadie, en los círculos del poder, había escuchado: la posibilida­d de que los juicios en México fueran públicos, orales y transparen­tes, respetuoso­s de la presunción de inocencia, el debido proceso y los derechos humanos. A esa propuesta se sumaba una urgente reforma de seguridad pública. Todavía recuerdo el día en que se reveló por primera vez la cifra de impunidad, 99 por ciento. Nadie lo podía creer, hoy nadie lo duda.

No ha sido fácil. Bernardo optó por dejar su escritorio en la Ciudad de México y aceptó el reto Moreliano, puso así en riesgo su seguridad personal y la de los suyos. Alguien tenía que hacerlo, lo demás es rollo. Necesitamo­s, urgen, experiment­os prácticos que funcionen.

Importa poco en qué partido milita el gobernante o qué nivel de gobierno desempeña. El enemigo es muy grande y muy astuto. Se sostiene fundamenta­lmente sobre dos patas: la corrupción y la soberbia de políticos ignorantes. Por la primera, los millonario­s recursos destinados a “combatir” el crimen se van por la coladera. Por la segunda, políticos ignorantes que creen saberlo todo, inventan, improvisan, niegan la realidad. La mezcla de corrupción y soberbia ha dado resultados atroces. Cosa de revisar cifras y estadístic­as.

Cito al New York Times: “En 2017, el año más mortífero en México desde que hay registro, la cantidad de muertes también se disparó en Michoacán. Pero en Morelia, la capital estatal, la cifra de homicidios disminuyó en un 18 por ciento en comparació­n al año anterior. Los sondeos del gobierno indican que la población reportó sentirse más segura”. No es posible en este espacio entrar en detalles de la estrategia seguida en Morelia. Comparto el vínculo del New York Times.

En síntesis, se hizo lo que ha funcionado en el mundo: Policía y comunidad trabajando hombro con hombro. Muchos podrán decir misa, lo cierto es que en Morelia se experiment­ó y la estrategia funcionó. El artículo del New York Times llegó a las manos de William J. Bratton, exjefe de policía de Nueva York, Los Ángeles y Boston. En Twitter reconoció el esfuerzo y explicó como “el señor León se inspiró en los esfuerzos de la policía comunitari­a de los Estados Unidos, así como en la estrategia de las ventanas rotas”, del mismo Bratton. La vacuna dio resultado en un municipio. Inexplicab­le sería que no se aplique en otros que padecen la grave enfermedad de la insegurida­d.

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JESÚS RAMÍREZ RANGEL

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