Relato de un día maldito
“El jueves 18 de septiembre de 2008 (a las once de la mañana en Nueva York), la Reserva Federal (Fed) detectó una enorme disminución en las cuentas del mercado monetario de EE UU: dinero por valor de 500 mil millones de dólares fue retirado en menos de una hora.
“La Reserva abrió su ventanilla para ayudar e inyectó 100 mil millones de dólares en el sistema, pero pronto se dio cuenta de que no podía detener la marea. Estaba ocurriendo una masiva afluencia electrónica en los bancos. Así que la Reserva decidió suspender las operaciones que había iniciado, cerrar las cuentas monetarias y anunciar garantías de 250 mil dólares por cuenta, de manera que no se produjese más pánico.
“Si no lo hubieran hecho, estimaban que para las 14:oo horas de esa tarde habrían sido retirados 5.5 billones de dólares del sistema de mercado monetario de EE UU, y esto habría desplomado la economía mundial. Habría sido el fin de nuestro sistema económico y de nuestro sistema político, tal como lo conocemos”.
Las palabras anteriores, del demócrata Paul Kanjorski, que presidía el comité del mercado de capitales en el Congreso de EE UU, son muy útiles para recordar el ambiente apocalíptico que se vivía hace ahora una década, a raíz de la quiebra del gigantesco banco de inversión
Lehman Brothers, después de que fracasaran todos los intentos de las autoridades americanas de vendérselo a alguien. Cuando el secretario del Tesoro Henry Paulson intentó endosárselo al británico Barclays Bank, su colega del Reino Unido le respondió: “Lo sentimos, no queremos importar vuestro cáncer”.
Una semana después del 15 de septiembre de 2008, el día maldito que nadie quiere recordar en Wall Street (el día de la quiebra del gigante financiero Lehman Brothers), el secretario del Tesoro pedía permiso al Congreso americano para instrumentar el primer paquete de ayuda al sistema financiero por valor de 700 mil millones de dólares, con el siguiente argumento: “Si no hacemos esto hoy, el lunes ya no habrá economía”. (Joaquín Estefanía/ (© Ediciones El País, SL. Todos los derechos reservados)