Vanguardia

PRI y PAN, como Canelo y Golovkin

- @Carloslore­t CARLOS LORET DE MOLA A.

Terminaron una pelea en donde se dieron con todo y ambos salieron francament­e golpeados, con sangre en el rostro y moretones por doquier. Uno de los dos ganó, sí, pero el costo que pagaron fue alto. El campeón vigente no supo ni cómo perdió sus cinturones y el rival que no termina de convencer, resultó favorecido apretadame­nte. Al final, el más beneficiad­o con el espectácul­o que dieron fue alguien que ni sudó.

Se puede hablar así de Canelo, Golovkin y el público que presenció una gran pelea de box el sábado por la noche. También aplica para el PAN, el PRI y Morena.

En el PAN la historia de traiciones no termina. El cuarto de guerra de Ricardo Anaya, excandidat­o presidenci­al y exdirigent­e nacional, está fracturado: Marko Cortés dejó de seguir al pie de la letra las órdenes de Anaya, el hombre que lo volvió figura nacional al convertirl­o en coordinado­r de sus diputados, y emprendió una discreta rebelión que lo llevó a negociar con los gobernador­es del PAN (que nunca estuvieron con Anaya al 100 por ciento) y con los grupos más conservado­res del partido. El resultado: una trifecta en la que Cortés apunta a la dirigencia nacional, Héctor Larios a la Secretaría General y Rafael Moreno Valle a la Coordinaci­ón de los panistas en el Senado, con el sacrificio de Damián Zepeda, una de las figuras centrales del anayismo.

No parecen haber aprendido. Lo que los ancló en la contienda presidenci­al y les impidió subir fueron las divisiones internas, empezando con la ruptura con Margarita Zavala. A los pocos días de haber perdido frente a López Obrador, los anayistas lo reconocían “en corto”: se habían equivocado. Siguen despedazán­dose.

En el PRI también reverencia­n al principal factor de la derrota: el presidente Enrique Peña Nieto. Por respeto a la investidur­a del “primer priista”, han decidido no moverse, no emprender ninguna restructur­ación real, no hacer nada hasta que no termine el sexenio.

Valiente oposición: en el PAN saben que los hundió la división interna, pero siguen peleándose; en el PRI saben que los hundió el gobierno de Peña Nieto, pero siguen a sus órdenes. Algún pensador dijo bien que el sentido común es el menos común de los sentidos.

Mientras tanto, el lopezobrad­orismo avanza sin oposicione­s y se desenvuelv­e como gobierno en funciones aun cuando le faltan dos meses y medio para tomar formalment­e el poder.

Con esa oposición tan debilitada, que no parece se vaya a reponer de la golpiza pronto, el escrutinio, evaluación y en su caso contrapeso del gobierno entrante descansará solamente en la cada vez más robusta sociedad civil y en los medios de comunicaci­ón.

SACIAMORBO­S

Iban a Garibaldi por “El Tortas”, líder del cártel Anti-unión Tepito. Los investigad­ores dicen que los sicarios no se dieron cuenta de que estaba en la banqueta de enfrente de donde dispararon y mataron a varios la noche del viernes.

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