Beto y Enrique
una voz de mayor autoridad en el universo muppet salió a desmentir tal versión.
Frank Oznowicz, icono del cine y la televisión como actor y marionetista, director y productor, ha dado vida no sólo a muchos de los principales personajes de esta fauna televisiva, desde Miss Piggy hasta el Monstruo Comegalletas, además animó con su voz y movimientos al maestro Yoda de la saga de Star Wars.
Oz, junto con el padre de los Muppets, la leyenda Jim Henson, fueron la mancuerna de artistas detrás (o debajo) de sus aterciopelados homólogos, los divertidos Beto y Enrique.
Oz, quien comenzó encarnando a Enrique pero finalmente se sintió más cómodo como Beto, aseguró que los personajes sólo son mejores amigos, ello en sintonía con el comunicado oficial del Sesame Workshop, que se tomó la molestia de aclararnos que estas marionetas fueron ideadas para ilustrar a los pequeños los valores de una amistad y que, aunque comparten algunos rasgos antropomórficos, no dejan de ser marionetas y por lo tanto “no tienen orientación sexual”.
“Está bien si él (Saltzman) siente que lo son (pareja gay), pero por supuesto no lo son. Pero, ¿Por qué esa pregunta? ¿Realmente importa? ¿Por qué la necesidad de definir a la gente como sólo gay? Hay mucho más en un ser humano que sólo heterosexualidad u homosexualidad”, puntualizó Oz, y puntualizó bien.
Intuyo varias cosas de todo esto: la primera es que estamos muy aferrados a nuestras ideas, pero a la vez muy temerosos e inseguros de que otras distintas prosperen o se asuman como verdades generalizadas.
Tan así estamos, que buscamos la validación y el espaldarazo de quien sea, así se trate de una marioneta, aunque ésta no tenga nada allí abajo del ombligo, o bueno, sí, tiene a un señor metiéndole mano pero es sólo para darle movimiento.
Requerimos templanza de ambas partes: señores gay, señoritas les, amigos bi, trans, inter, campechanos y conexos de la República Mexicana. Tampoco es cierto que todo se tenga que teñir con los colores del arcoíris para erradicar la exclusión. La discriminación, lamento decirles, no acaba con la preferencia u orientación. Quedan los prejuicios étnicos, sociales, económicos y hasta de belleza para que lo hagan sentir pinche a uno. Hay muchos más terrenos donde al día de hoy se echa en falta con mayor urgencia la igualdad.
Amigos homofóbicos, homófonos y homóplatos. Ustedes también deberían dejar de preocuparse por la forma en que dos o más personas deciden demostrarse amor o procurarse placer. Si les afecta es que probablemente tienen ganas de que los inviten a participar.
Usted no tiene que celebrar la diversidad, ni abrazarla. Ni siquiera tiene que ponerles buena cara a los de la comunidad LGBTTIQ. Nadie le obliga. Sólo tiene que respetar sus derechos y le recuerdo que dichos derechos son exactamente los mismos de los que goza usted. (Aunque ya entre nos, la verdad, le deseo que el día en que más desesperadamente necesite ayuda, sea la mano de alguien que usted desprecia la que lo saque del atolladero).
Así que si alguien –en favor o en contra de la diversidad– quiere expiar sus traumas, por favor no se valga de personajes tan queridos como Beto y Enrique.
Hágalo mejor con Batman y Robin, Bob Esponja y Patricio, Winnie the Poh y Piglet, Lenny y Carl, C3PO y R2d2 y, obviamente, con Toretto (Vin Diesel) y Hobbs (The Rock) de las pelis de “Rápido y Furioso”. ¡Esos sí son súper gay!
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