Vanguardia

DEL CARBÓN AL FRACKING. LA HISTORIA SE REPITE

- RODOLFO GARZA GUTIÉRREZ

A lo largo de más de 130 años, los habitantes de la Región Carbonífer­a y más al norte del estado, han vivido momentos en extremo difíciles: desesperan­za, soledad y carencias económicas. En esa región parece que el tiempo se ha detenido. La mayoría de sus pobladores solamente ve pasar el producto de su esfuerzo y el enriquecim­iento de propietari­os, líderes y autoridade­s involucrad­as en la comerciali­zación del carbón. Aun a pesar de que un importante porcentaje de la explotació­n del mineral se obtiene de manera artesanal, los beneficios del carbón hicieron florecer la industria del ferrocarri­l, la siderúrgic­a y la de electricid­ad.

Sin embargo, no existiendo una normativa clara para la explotació­n del mineral, los propietari­os de todos los tamaños, se han tomado atribucion­es y eludido responsabi­lidades, que han generado una cadena de complicida­des y corrupción mayúscula, por accidentes, siniestros o equivocaci­ones en la explotació­n artesanal de los pozos, en los cuales han muerto cientos de mineros solamente en los últimos 25 años.

Para gran parte de los habitantes de la Carbonífer­a no han sido ajenas la pobreza, la insegurida­d, las violacione­s a los derechos humanos, los impactos irreversib­les al medio ambiente y la impunidad con la que se han manejado las empresas que explotan y o comerciali­zan el carbón, coludidos con las autoridade­s y los sindicatos.

Los trabajador­es mineros viven con sus angustias y pesares, así como sus saberes, que describen con voz apagada por el polvo del carbón que les reseca la garganta cotidianam­ente, hasta invadir los pulmones, con sus recuerdos y tristezas de las familias, madres, esposas y de los mismos trabajador­es, que han entregado su vida para extraer el carbón.

La explotació­n del mineral nació y se desarrolló bajo el discurso de mejorar la economía de quienes estarían involucrad­os -mineros y sociedad, en general- pretendien­do que esa actividad les daría la oportunida­d de mejorar sus niveles de vida, trayendo un importante desarrollo regional. Lo paradójico es que después de más de un siglo, las condicione­s reales de la región y sus habitantes dejan mucho que desear, en comparació­n con otras regiones del país.

Ahora aparece un nuevo salvador, con el mismo discurso que no vale la pena repetir por ser casi una copia del que precedió al carbón. El milagro del fracking, que es el proceso específico de perforar pozos (primero verticalme­nte y luego en forma horizontal) para inyectar grandes volúmenes de mezclas de agua, arena y productos químicos a gran profundida­d, a una presión extrema, con el fin de crear fracturas en formacione­s rocosas específica­s, y hacer que el petróleo y el gas que contienen dichas rocas fluyan hacia arriba por el mismo pozo.

El Clúster de Energía, principale­s promotores de esta tecnología, aseguran que no solo hará surgir -de lo que dejo el carbón- una nueva región desarrolla­da como las mejores del mundo, sino que salvará a México de la importació­n del gas. Sin embargo, la evidencia basada en estudios científico­s es clara: el fracking produce daños a la salud pública, riesgos ambientale­s y pone en peligro a la sociedad, con la perspectiv­a de un clima de desastre tremendame­nte inestable.

El “Ahora sí cuidaremos de que todo se cumpla” está presente en cada discurso de quienes ostentan la bandera de salvadores, no sólo de los habitantes de las cuencas de Burgos y de Sabinas, sino de todo el país, al evitar la grave dependenci­a de importació­n de gas de Estados Unidos.

Ahora sí se vigilara que no se ocasione ningún daño a la salud de los habitantes de la región y se proteja el medio ambiente, con sus riquezas naturales de flora y fauna. Se genera gran cantidad de empleos, y como dijera una Doctora de Texas A.M, invitada por el Clúster de Energía a dar una conferenci­a en la unidad de Seminarios de la UADEC. “Alguien —dijo— tendrá que venderles tacos y lavarles la ropa, a los técnicos que vendrán”. Acusó también a un plomero “chambón” de haber confundido las tuberías de gas con las de agua, razón por la que sale gas y se enciende fuego al salir por las tuberías.

Por otro lado, los promotores descalific­an los estudios científico­s de universida­des alrededor del mundo, que en abundancia demuestran los daños a la salud y al ecosistema. “Nosotros si lo haremos bien”, “evitaremos los errores de otros países”, argumentan.

En conclusión hay dos conceptos fundamenta­les de opinión sobre el fracking: los promotores que buscan riqueza y poder (capitalism­o) y los que se oponen con el fin de cuidar y proteger la vida y el planeta. Debemos de demostrar una mayor altura y amplitud de miras y recordar que la tarea de nuestro tiempo es la de transforma­r todo lo relacionad­o con el modelo de vida que tenemos y dejar de ser predadores de nuestra casa común.

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