Vanguardia

Ni firmar sin leer ni...

- ARMANDO FUENTES AGUIRRE

Jamás es vulgar el pueblo al expresarse, decía don Américo Castro.

Así pues yo hago como Cervantes, que escribía la palabra “puercos” y añadía: “...que sin perdón así se llaman…”. Pondré aquí un sapientísi­mo consejo que escuché hace unos días en Mazamitla, hermoso poblado montañés en los límites de Jalisco y Michoacán. Recomendac­ión muy útil es ésa que me hizo un lugareño al presentarm­e cierto papel que iba yo a firmar:

-Léalo primero, señor. Ni mear sin peer ni firmar sin leer.

Mazamitla es un paraíso entre la niebla. Hay ahí altos pinos y espesos encinares.

Me levanto al amanecer, aterido por el agudo frío mañanero. Pero me llevan al establo de las vacas y me tienden un jarro que pongo bajo la ubre de la vaca que ordeña mi hospedero. Recojo el cálido chorro humeante de la leche. En el jarro hay chocolate molido con azúcar. Luego le agregan a la leche una buena cantidad de alcohol, alcohol purísimo. Bebo a grandes tragos aquella mixtura milagrosa. Se llama “pajarete”. La traigo todavía corriéndom­e en las venas, igual que si llevara todo el sol de este mundo, y todo su calor.

Sin hacienda, ricos. Sin blasones, godos. Entre sí parientes, y enemigos todos. Con esa cuarteta describió allá por el siglo XVIII un visitador del virrey a los pobladores de Cotija, Michoacán. Al decir “enemigos todos” quería significar que los cotijenses andaban siempre enemistado­s entre sí, lo cual se explica por otros versos alusivos:

Vámonos para Cotija, ahí son buenos cristianos: para no perder la sangre se casan primos hermanos.

Y es cierto, pues tres o cuatro apellidos -Valencia, Guízar, Oceguera- son los que privan en aquel solar.

Bella ciudad es Cotija, de las más bellas que hay en Michoacán, tan abundoso en ciudades de hermosura. Con su Cañaveral y su laguna de San Juanico; con su Cerrito Calabazo y el otro que es y que se llama Verde; con sus Ojos de Agua donde el agua es más agua que el agua de otros lados; con su Virgen del Barrio; con sus Cristos y sus cristeros, es Cotija lugar rico en lugares y sitio rico en gente. Ahí nacieron, entre otros cotijenses distinguid­os, Pepe y Tito Guízar, artistas de la canción popular; don José González Torres, emérito político panista, candidato a la presidenci­a de la República; José Rubén Romero, el ingeniosís­imo autor de “La vida inútil de Pito Pérez”... (También nació ahí Marcial Maciel).

De ascendenci­a cotijense fue Cantinflas, cuya madre nació ahí. Don Venustiano Carranza tuvo antiguas raíces en aquella ciudad michoacana: cuando un señor de Cotija llamado Antonio Carranza tuvo problemas de deslindes en una vasta propiedad que poseía fue a la Ciudad de México a hablar con don Venustiano, a la sazón presidente de la República. Don Venus le dijo que se considerab­a de ascendenci­a cotijense, y lo ayudó. Ignoro cuál sea esa ascendenci­a. Habría que ver el árbol genealógic­o del ilustre coahuilens­e.

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