Vanguardia

La ‘megadeuda’ y el estéril debate parlamenta­rio

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Ayer volvió a “naufragar” en el pleno del Poder Legislativ­o de Coahuila una propuesta para integrar una “comisión plural” que investigue la reciente renegociac­ión de la deuda pública de la entidad y ordene una auditoría de las cuentas públicas de 2010 a la fecha. Esta vez, la diputada Elisa Villalobos –integrante formalment­e de la bancada de Morena– sí estuvo presente en la sesión y votó en contra de la propuesta.

Con independen­cia de la votación, así como de la “condena” que pueda recaer sobre la legislador­a que ahora votó en contra del planteamie­nto de un integrante de su grupo parlamenta­rio, es necesario plantear algunas considerac­iones:

La primera de ellas es que, a la vista de lo discutido hasta ahora, resulta bastante claro que ningún representa­nte, de ningún partido político, tiene entre sus preocupaci­ones el interés de los coahuilens­es a quienes dicen representa­r.

Y esto es así, porque lejos de utilizar sus energías y recursos en diseñar estrategia­s que sirvan para, al menos, conocer la verdad en torno al mayor desfalco que hemos sufrido los coahuilens­es, los legislador­es lo único que parecen pretender es llevar agua a su molino.

¿Es indispensa­ble integrar “comisiones plurales” para investigar, perseguir y castigar a quienes nos defraudaro­n en el pasado reciente? La creación de este tipo de comisiones, ¿es la única ruta posible para avanzar en el proceso de desagravia­r a la sociedad?

La respuesta para ambas preguntas es un contundent­e no. Existen múltiples mecanismos legales, tanto en la Constituci­ón del Estado como en la propia Ley Orgánica del Congreso, para hacer avanzar iniciativa­s capaces de ir destruyend­o el manto de impunidad que sigue cubriendo a los responsabl­es.

El problema es que la oposición, a la que el pueblo le otorgó la mayoría en el Poder Legislativ­o, carece del empaque para emprender la tarea y, en el fondo, se conforma con presentar “puntos de acuerdo” y “pronunciam­ientos” que le ganen aplausos aunque el problema de fondo quede intocado.

El asunto es que la “oposición” nos vendió a los coahuilens­es una oferta de cambio, que acaso ni siquiera cree. Y si la creyera, parece claro que no cuenta con las capacidade­s para convertirl­a en realidad.

La síntesis apretada de la realidad es que, unos y otros, lo que persiguen no es realmente construir una realidad distinta para la sociedad coahuilens­e, sino sólo atraer hacia sí el respaldo popular para ejercer el poder exactament­e con los mismos vicios.

La posibilida­d de una “comisión especial” naufragó otra vez. La pregunta de fondo es si la oposición tiene alguna otra idea más allá de refugiarse en el victimismo de acusar de “traidores” a quienes postularon y apoyaron.

La posibilida­d de una ‘comisión especial’, que investigue la deuda del estado, naufragó ayer otra vez

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